La Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM), entidad matriz de la Voz de América (VOA), anunció una nueva ola de despidos que afecta a más de 600 empleados, como parte de un amplio plan de reestructuración impulsado por la actual administración de Donald Trump. Desde marzo, la agencia ha reducido en un 85 % su plantilla, eliminando cerca de 1,400 puestos en total.
La medida fue confirmada por Kari Lake, asesora principal de USAGM y figura cercana al presidente Trump, quien justificó los recortes como parte de un esfuerzo por eliminar lo que calificó como “una burocracia inflada e irresponsable”. Lake declaró que la agencia estaba “plagada de disfunciones, prejuicios y desperdicio”, y señaló que ahora USAGM opera con apenas el mínimo legal de personal: 81 trabajadores directos.
Actualmente, unos 250 empleados continúan en funciones en USAGM, la Voz de América y la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB), la cual transmite contenido informativo hacia la isla. Según Lake, ninguno de los 33 trabajadores de la OCB ha sido despedido.
La Voz de América, fundada en 1942 durante la Segunda Guerra Mundial para contrarrestar la propaganda nazi, se convirtió en uno de los medios más influyentes financiados por el gobierno de EE.UU., transmitiendo en casi 50 idiomas y con una audiencia semanal de más de 360 millones de personas, muchas de ellas en países con regímenes autoritarios. Sin embargo, su continuidad ahora está en peligro, tras el despido masivo de casi 600 contratistas tan solo en mayo pasado.
Estos recortes se enmarcan en una estrategia más amplia promovida por sectores del Partido Republicano para reducir el tamaño del gobierno federal. Algunos congresistas han acusado a la VOA y otros medios públicos de mostrar un sesgo ideológico contrario al conservadurismo, lo que ha servido como argumento para promover su desfinanciamiento o cierre definitivo.
Otras estaciones pertenecientes a USAGM, como Radio Free Asia, también están siendo afectadas. Según un comunicado interno, esa emisora implementará licencias sin sueldo en áreas clave como recursos humanos, seguridad de periodistas, investigación y capacitación.
A pesar de la magnitud de los recortes, la situación no está exenta de controversias legales. Diversos procesos judiciales están en marcha para impugnar las decisiones de USAGM, mientras organizaciones defensoras de la libertad de prensa alertan sobre el posible impacto negativo de estos cierres en la proyección internacional de Estados Unidos y su capacidad para promover información veraz en entornos represivos.
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