Ya hace más de 24 horas que la tristemente célebre Federación Cubana de Béisbol anunció lo que se sabía, todos temían y nadie quería: el nombramiento de Germán Mesa como director del equipo Cuba de béisbol para el VI Clásico Mundial.
Aunque la entidad deportiva aseguró que la selección fue el resultado de un “profundo análisis”, para muchos este proceso no fue más que una formalidad para legitimar una decisión tomada desde antes. El nombre de Mesa siempre estuvo en la cima de las preferencias oficiales y su designación solo confirmó lo que muchos ya daban por hecho.
En la conferencia de prensa, Humberto Guevara y Juan Reinaldo Pérez Pardo, expusieron los supuestos criterios que respaldaron la elección. Se habló de méritos, trayectoria, liderazgo y preparación técnica. Sin embargo, la sensación general entre los aficionados y especialistas del béisbol es que el proceso fue una pantalla, una forma de disfrazar una decisión sustentada más en relaciones políticas e institucionales que en un análisis genuino de capacidades.
Muchísimos aficionados creen que las justificaciones ofrecidas por la Federación son un intento de maquillar el favoritismo que siempre rodeó la figura de Mesa desde el inicio del proceso. Aunque se proyectaron imágenes con sus logros como jugador y entrenador, el ambiente estuvo marcado por la inconformidad de quienes esperaban una elección más equitativa o, al menos, más debatida.
Germán Mesa, exjugador emblemático y figura respetada dentro del béisbol cubano, ha trabajado como entrenador en varios países, incluyendo México, Panamá y Nicaragua, donde alcanzó notoriedad al ganar la Serie Latinoamericana con los Gigantes de Rivas en 2016. También fue campeón nacional con Industriales en 2010. Estos méritos, indiscutibles por sí mismos, se han visto opacados por la forma en que se realizó su designación.
"En lugar de generar consenso, el nombramiento de Mesa ha dejado una estela de divisiones y sospechas que no desaparecen con conferencias ni con diplomas de reconocimiento", es una opinión compartida por la afición. Queda demostrado que el manejo político del béisbol en la Isla sigue provocando malestar entre seguidores, jugadores y periodistas.
En definitiva, comentan los especisliatas incluyendo los de la prensa oficialista, que el reto de Germán Mesa no solo será conducir a Cuba en el terreno, sino también ganarse el respaldo de una afición que siente que su nombramiento no fue producto del mérito, sino de conveniencias institucionales, máxime cuando otros nombres como el del pedagogo y ganador Alfonso Urquiola estaba entre los posibles elegidos amén del holguinero Noelvis González, hombre que maneja el béisbol moderno y es experto en la sabermetría.
Nadie olvida que junto a Mandy Jonhson en los últimos descalabros de la selección nacional estaba Germán Mesa. Entonces la afición se pregunta: ¿quitas a uno y a otro no?