Una nueva droga sintética, más peligrosa que el ya conocido “químico”, está causando alarma en varias provincias de Cuba. Este estupefaciente, extremadamente barato —cuesta menos que un refresco— se ha convertido en una amenaza directa para los jóvenes, especialmente estudiantes, al ser de fácil acceso y producir efectos devastadores para la salud mental y física.
Expertos y activistas advierten que esta sustancia es entre 50 y 100 veces más potente que el THC de la marihuana, y su bajo costo —entre 100 y 150 pesos cubanos por dosis— la hace especialmente atractiva para adolescentes. Según declaraciones de la doctora Leidy Laura Aragón, especialista en Toxicología del Ministerio del Interior, el químico ha sido modificado en laboratorios clandestinos y su nueva variante incluye elementos altamente tóxicos como fentanilo, benzodiacepinas, formol, fenobarbital y hasta anestésicos veterinarios.
Los efectos sobre quienes lo consumen son impredecibles y alarmantes. Se han reportado comportamientos violentos, crisis psicóticas, episodios de desinhibición total —incluso desnudez en la vía pública— y un aumento de sobredosis que ya ha dejado personas hospitalizadas en diferentes provincias del país. La doctora Aragón explica que cada lote de esta droga puede tener una composición distinta, lo que incrementa aún más el riesgo de intoxicaciones letales.
Las redes de distribución se extienden desde La Habana hacia el interior del país. En lugares como Sancti Spíritus, se han detectado casos dentro de centros escolares, lo que pone en evidencia que los más vulnerables están expuestos sin protección ni contención adecuada. “Estamos viendo menores afectados y comunidades enteras en estado de alarma por los cambios de conducta de sus jóvenes”, señalaron vecinos que prefieren mantenerse en el anonimato.
Además del daño físico y psicológico, esta droga también está vinculada con un aumento de la violencia y la delincuencia. El activista Juan Alberto de la Nuez relató que fue asaltado por un grupo de jóvenes intoxicados en un parque de Aguada de Pasajeros, en lo que parece una tendencia creciente en zonas urbanas. “Los vendedores son públicos, y es más fácil conseguir esta droga que un cigarro nacional”, denunció.
El periodista independiente Vladimir Turró agregó que “las autoridades no han hecho bien su trabajo” y denunció que el Estado no actúa con la contundencia necesaria frente a este fenómeno. A su juicio, existe una falta de voluntad política y un abandono de los programas de prevención y tratamiento que alguna vez funcionaron. Emilio Almaguer, comunicador residente en Baracoa, coincidió en que los planes de desintoxicación han colapsado y el gobierno carece de capacidad para enfrentar el problema.
Mientras tanto, esta droga sigue llegando al país escondida entre bisutería, papeles impregnados o plantas aromáticas como el orégano, lo que dificulta aún más su detección. La combinación de bajo precio, alta potencia y escasa respuesta estatal ha convertido al nuevo químico en un enemigo silencioso, pero letal, para la juventud cubana.
(Con información de Martí Noticias)
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