El jefe de la Misión Diplomática de Estados Unidos en Cuba, Mike Hammer, denunció una nueva maniobra del régimen cubano para desacreditarlo, esta vez durante una visita familiar a Varadero. El diplomático, conocido por recorrer distintos puntos del país y conversar abiertamente con ciudadanos comunes, aseguró que fue blanco de un nuevo intento de manipulación mediática mientras compartía con su familia en la famosa playa.
Según relató Hammer en un video difundido en la página de Facebook de la Embajada de EE. UU. en La Habana, mientras paseaba por Varadero se le acercó una pareja de adultos mayores que lo cuestionó sobre la política de Washington hacia la isla. Aunque el funcionario consideró legítimo el derecho de esas personas a expresarse, le llamó la atención que inmediatamente apareciera una tercera persona filmando la escena, lo que interpretó como una posible operación orquestada por las autoridades cubanas para fabricar un video manipulador. “No sé si estaría montado, ustedes sabrán mejor que yo”, ironizó el diplomático, alertando sobre las tácticas del régimen.
El caso es solo el más reciente ejemplo de la obsesiva vigilancia que el gobierno cubano mantiene sobre Hammer, quien se ha convertido en una figura incómoda para el aparato represivo de la dictadura. Su costumbre de visitar pueblos y barrios populares para hablar con cubanos “de a pie” ha levantado alarmas en la cúpula del poder. No se trata solo de un diplomático extranjero haciendo turismo: Hammer escucha directamente las inquietudes de la ciudadanía, sin intermediarios, lo que evidentemente inquieta a quienes gobiernan desde el secretismo.
En las últimas semanas, el funcionario ha visitado lugares emblemáticos como Bejucal, San Antonio de los Baños y Artemisa, zonas marcadas por las protestas del 11 de julio de 2021. Allí ha conversado con ancianos, activistas, religiosos y jóvenes que impulsan proyectos comunitarios, y ha documentado con sensibilidad las difíciles condiciones de vida que enfrenta la población cubana. Este acercamiento directo ha sido calificado por el régimen como “injerencista”, y el propio viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, llegó a advertir que Hammer podría ser declarado persona non grata si continúa con su agenda de “provocaciones”.
Lejos de intimidarse, Hammer ha reiterado su compromiso con los valores democráticos y su voluntad de seguir conectando con los cubanos más allá de las estructuras oficiales. En sus redes sociales ha descrito los encuentros como “valiosos” y “conmovedores”, destacando el poder del contacto humano en medio de un contexto represivo. "Los líderes autoritarios le temen a la verdad que vive en la calle, por eso me siguen, me graban y me atacan", ha dicho en otras ocasiones.
Desde Washington, el Departamento de Estado ha respaldado firmemente su labor y ha criticado los intentos del régimen por aislar al diplomático. Para muchos observadores, la vigilancia constante que se ejerce sobre Hammer refleja el nivel de desesperación del gobierno cubano ante cualquier actor que rompa el cerco informativo y escuche al pueblo.