Desde el penal Veguita #1 en Granma, Cuba, los hermanos Julio César Granado Cedeño y Yuniel Luis Granado Cedeño alzan su voz contra el infierno carcelario en el que han estado sumidos durante más de seis años.
Acusados injustamente de tráfico de drogas, ambos prisioneros políticos denuncian un sistema de explotación brutal en el que más de 200 reclusos son forzados a trabajar bajo amenazas, sin paga y sin derechos. En este complejo penitenciario, los abusos son norma, no excepción.
Oficiales como Rogelio Hernández Velázquez y Javier Torrez Bermúdez (conocido como “La Puerquita”) son señalados como responsables directos de actos sistemáticos de corrupción, enriquecimiento ilícito y represión dentro de la prisión.
“Se trata de esclavitud moderna: los presos son usados como mano de obra gratuita mientras los oficiales se enriquecen con contratos oscuros y trabajos forzados” denuncian los hermanos.
La situación se torna aún más grave al conocer las condiciones en las que viven estos reclusos: una dieta diaria reducida a 50 gramos de arroz, alimentos descompuestos, falta total de atención médica y castigos severos por denunciar. Julio César Granado ha iniciado una huelga de hambre desde el Día de los Padres, sin recibir atención médica, y su hermano Yuniel fue brutalmente golpeado por oficiales, quedando herido sin tratamiento.
Este testimonio, dirigido a organismos internacionales como ACNUR, Naciones Unidas y la Corte de Derechos Humanos de Ginebra, pone en evidencia que la represión no termina en las calles de Cuba, sino que se intensifica tras los muros de sus cárceles.
“Cuba es una prisión a cielo abierto”, afirman. La familia en EE.UU., encabezada por Noemis Cebasco Cedeño, comenzó a difundir pruebas gráficas que documentan estos crímenes y exige una respuesta internacional inmediata.
Otros testimonios, como el de Omar Suárez desde Pinar del Río, refuerzan la gravedad de lo que se vive en la Isla. Tras una agresión por parte de la Seguridad del Estado, relata cómo la impunidad, la represión y el silencio institucional han convertido el dolor cotidiano en una norma. “Aquí nos desaparecen, nos encarcelan o nos matan, y no pasa nada. La respuesta tiene que salir de nosotros mismos. La solución está aquí, no en el Yuma.”
Cuba vive una emergencia de derechos humanos. El silencio ya no es opción. La denuncia es un acto de dignidad y la solidaridad internacional, una obligación urgente.
'El pueblo de Cuba ya está muerto': cubano de Marianao explota contra Díaz-Canel(video)
Hace 5 horas
Seguridad de Yailin, la más viral, agrede y amenaza a paparazzi en aeropuerto de Madrid
Hace 2 horas
Velando a oscuras: la última humillación que sufrió Rafa, el niño que no pudo ser salvado
Hace 1 día