Las autoridades federales y estatales de Estados Unidos han ejecutado el mayor operativo contra el fraude médico en la historia del país, tras descubrir una red de esquemas fraudulentos que supera los $14.600 millones en reclamaciones falsas. La operación, descrita por el Departamento de Justicia como la más extensa jamás llevada a cabo en este ámbito, implicó a más de 320 personas y expuso la creciente amenaza que representan las organizaciones criminales transnacionales para el sistema de salud estadounidense.
Como resultado de la investigación, las fuerzas del orden incautaron más de $245 millones en efectivo, vehículos de lujo, criptomonedas y otros activos obtenidos ilícitamente. Casi 100 profesionales médicos con licencia, incluidos 25 médicos, han sido acusados formalmente. Las pérdidas reales ya confirmadas por el gobierno ascienden a $2.900 millones.
Uno de los casos más escandalosos fue un esquema de fraude relacionado con catéteres urinarios, valorado en $10.000 millones. Las autoridades revelaron que el grupo responsable utilizó identidades robadas y datos médicos confidenciales de más de un millón de ciudadanos para presentar reclamaciones falsas al programa Medicare. Detrás de esta maniobra había testaferros extranjeros que adquirieron en secreto decenas de empresas de suministros médicos para ejecutar el fraude.
La operación, bautizada como Fiebre del Oro, ha derivado en 19 acusaciones formales, incluyendo arrestos en Estonia, así como detenciones en aeropuertos de Estados Unidos y en la frontera con México. El Departamento de Justicia ha identificado a delincuentes operando desde Rusia, Europa del Este, Pakistán y otras regiones.
“Estos no son estafadores de poca monta. Son sindicatos criminales organizados que atacan directamente al corazón del sistema de salud pública estadounidense”, alertó el Dr. Mehmet Oz, actual responsable de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid.
Matthew Galeotti, jefe de la división criminal del Departamento de Justicia, subrayó que los delitos cometidos no solo afectan a las instituciones gubernamentales, sino también al ciudadano común. “Cada reclamación falsa es dinero que se le roba directamente al contribuyente estadounidense, que con su esfuerzo sostiene estos programas esenciales”, señaló.
El operativo abarcó 190 casos federales y más de 90 estatales, todos ellos revelados o presentados desde el pasado 9 de junio. Las autoridades han advertido que este tipo de fraude no solo representa un delito económico, sino también una amenaza a la integridad del sistema de salud, pues implica la manipulación y comercialización ilícita de información médica sensible.
El Departamento de Justicia ha hecho un llamado a reforzar los controles, aumentar la cooperación internacional y seguir rastreando las complejas estructuras de lavado de dinero y fraude que cruzan fronteras. La magnitud del operativo y las cifras involucradas marcan un antes y un después en la lucha contra los delitos financieros en el sector salud de Estados Unidos.
Fuente: Associated Press