En los últimos años, y con mayor intensidad durante las redadas impulsadas por la Administración Trump, los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) han adoptado métodos cada vez más engañosos para realizar arrestos, especialmente en comunidades inmigrantes.
La confusión que generan al hacerse pasar por policías locales o utilizar tácticas de manipulación psicológica puede poner en riesgo los derechos fundamentales de muchas personas.
Por eso, saber cómo identificar a un agente del ICE y conocer qué hacer ante un encuentro con ellos es clave para la protección de los migrantes.
Una de las señales más importantes para identificar a un agente del ICE es su vestimenta: suelen ir de civil o con chalecos antibalas que llevan la palabra “POLICE”, lo que puede generar confusión.
Sin embargo, esto no significa que pertenezcan a la policía local. Suelen portar armas, radios, esposas y otros instrumentos, pero carecen de uniforme estándar.
Además, utilizan vehículos sin distintivos, a menudo autos comunes sin sirenas ni luces de emergencia, a diferencia de los patrulleros de la policía local.
Todos los agentes del ICE deben portar una placa e identificación oficial del Gobierno federal. Una persona tiene derecho a pedir que se la muestren; si se niegan o evaden esa solicitud, es una señal clara de que algo no está bien.
Si dicen tener una orden judicial para ingresar a una casa, esa orden debe estar firmada por un juez, no simplemente por un oficial del ICE. La ley no obliga a abrir la puerta si no se presenta una orden válida.
El ICE también suele usar tácticas de engaño: decir que están investigando un crimen, que buscan a otra persona o que hay un problema con el vehículo de la familia. En muchos casos, llaman a la puerta diciendo que solo quieren “hablar” o piden que salgan al exterior con algún pretexto.
Frente a esto, los inmigrantes deben recordar que tienen derechos, sin importar su estatus legal. Pueden mantenerse en silencio, pedir hablar con un abogado y documentar cualquier interacción con los agentes.
No están obligados a abrir la puerta ni a dar información personal si no hay una orden judicial. Conocer y ejercer estos derechos es esencial para protegerse de los abusos y preservar la dignidad.
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