El Tribunal Supremo de España ordenó el ingreso inmediato en prisión de Santos Cerdán, exdirigente del PSOE, acusado de liderar una red de corrupción que salpica al partido y al Gobierno. La decisión se basa en el riesgo de fuga, la posible destrucción de pruebas y la gravedad de los indicios en su contra.
Cerdán se negó a declarar ante el juez, lo que ha sido interpretado como una maniobra para presentarse como víctima política. Sin embargo, las grabaciones aportadas por su excolaborador, Koldo García, muestran a Cerdán negociando comisiones con empresarios, lo que refuerza su papel central en la trama. El juez considera que los audios y mensajes intervenidos lo sitúan como pieza clave en el entramado.
La investigación apunta a que la red operaba desde el Ministerio de Transportes y consistía en amañar contratos públicos para obtener beneficios ilegales mediante sobornos y sobrecostes pactados. Las cantidades desviadas podrían ser mucho mayores de lo que se conoce hasta ahora, por lo que la instrucción sigue abierta.
Ante la posibilidad de que Cerdán influya en otros implicados o entorpezca la investigación, el juez ha descartado cualquier medida alternativa a la prisión. La Fiscalía cree que su silencio solo intenta reforzar un relato de persecución, cuando en realidad habría dirigido una estructura mafiosa con apoyo institucional.
La acusación popular, salvo una excepción, también ha pedido que se le investigue por delito fiscal, para evitar que algunas responsabilidades prescriban. El caso ha supuesto un duro golpe para el PSOE, al poner en el centro del escándalo a uno de sus antiguos hombres fuertes.
Cerdán ha defendido que todo se trata de una venganza política por su papel en la moción de censura de 2018. Pero la Fiscalía sostiene que se trata de una maniobra para desviar la atención de una corrupción que afecta directamente al poder político.
La cárcel en la que va a ingresar Santos Cerdán es Soto del Real, inaugurada en 1992 y que se encuentra a unos 45 kilómetros de Madrid. En la actualidad, cuenta con 1.008 celdas, más 174 complementarias.
Gran parte de sus reclusos son preventivos a la espera de juicio o de un nuevo destino. Por ella han pasado a lo largo de su historia etarras, yihadistas, presos comunes y protagonistas de la política como los dirigentes independentistas del procés, Rodrigo Rato o Luis Bárcenas.