En Cuba, la creciente escasez de sangre en los hospitales ha dado lugar a la proliferación de un mercado negro que pone en riesgo tanto la ética de la donación como la salud de los pacientes. Aunque este fenómeno no es reciente, la prensa oficialista ha comenzado a abordar el problema, aunque sin señalar a los responsables directos.
La venta de sangre, impulsada por la falta de donantes voluntarios y la desesperación de los familiares, ha ganado visibilidad en plataformas como Facebook, donde personas ofrecen sus donaciones a precios que varían entre los 3.000 pesos cubanos (CUP) y 100 dólares, dependiendo del tipo de sangre y la urgencia de la situación.
La donación de sangre, que tradicionalmente ha sido vista como un acto de solidaridad, se ha convertido en una transacción comercial debido a la crisis de suministros en Cuba. La prolongada crisis económica ha erosionado los valores humanos, dando paso a una "ley de la selva" donde prevalece el interés material. Según el diario oficialista Escambray, en la provincia de Sancti Spíritus, el mercado informal también se desarrolla a través de trueques, cuando los necesitados no tienen dinero para pagar. En estos casos, los donantes aceptan bienes como teléfonos móviles, alimentos (como sacos de arroz o frijoles) e incluso carne de cerdo.
Frases como "Cambio sangre O+ por móvil 4G" o "Dono sangre, pero no gratis, solo por comida" se han vuelto comunes en los grupos de Facebook dedicados a la donación. Aunque los administradores intentan eliminar estos anuncios de venta, la falta de control efectivo sigue permitiendo que esta práctica continúe. En resumen, el mercado negro de sangre existe y se manifiesta, independientemente de los esfuerzos por frenar su expansión.
El sociólogo José Neira Milián señala que este fenómeno refleja una crisis de valores, en la que el altruismo ha sido reemplazado por un mercado donde el interés material predomina sobre el bienestar colectivo. La caída en las donaciones de sangre, que pasó de 357.665 en 2020 a 254.845 en 2023, también evidencia la falta de organización y la escasa motivación para mantener el sistema de donación voluntaria.
A pesar de las campañas gubernamentales y la existencia de organizaciones como los CDR, la respuesta de la población ha sido insuficiente. El poder de convocatoria de las instituciones estatales ha disminuido significativamente, en parte porque muchos de los donantes habituales, principalmente jóvenes, han emigrado desde 2020. Además, para donar sangre es necesario estar bien alimentado, pero la crisis alimentaria y los altos precios de los productos básicos dificultan que más personas estén en condiciones de donar, lo que ha llevado a algunos a cobrar por hacerlo.
La crisis de sangre ha tenido un impacto negativo en la capacidad de los hospitales para llevar a cabo procedimientos quirúrgicos. En el Hospital Provincial de Sancti Spíritus Camilo Cienfuegos, la disponibilidad de sangre ha sido prácticamente inexistente durante más de un año. La escasez ha obligado a los hospitales a pedir la sangre con anticipación para los procedimientos quirúrgicos, lo que ha generado serias complicaciones en la atención médica.