El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba emitió una fuerte respuesta a las declaraciones del embajador estadounidense Mike Hammer, a quien calificó de “mentiroso y manipulador”. La reacción oficial tuvo lugar tras la conferencia de prensa ofrecida por Hammer en Miami, donde el diplomático criticó abiertamente la situación actual en Cuba y responsabilizó al gobierno cubano por la profunda crisis económica, social y política que atraviesa la Isla.
Durante su intervención, Hammer afirmó que la revolución cubana ha fracasado y que los principales problemas que afectan al país —como la escasez de alimentos, combustible, medicinas y electricidad— no son consecuencia directa del embargo estadounidense, sino de una mala gestión interna. Estas palabras provocaron una inmediata condena por parte del MINREX, que a través de la funcionaria Johana Tablada, Subdirectora General para EE.UU., denunció que el diplomático tergiversa la realidad con fines políticos.
Tablada acusó al embajador de violar la Convención de Viena al reunirse con opositores y familiares de personas encarceladas por motivos políticos. Según las autoridades cubanas, estos contactos constituyen un acto de injerencia en los asuntos internos del país y forman parte de una estrategia deliberada para desestabilizar al gobierno. “La actuación de Hammer no responde a los principios de respeto y no intervención que deben regir la diplomacia”, afirmó la funcionaria, cuestionando la legitimidad de esas reuniones.
Hammer defendió su contacto con la sociedad civil cubana como un componente esencial de su misión diplomática. Alegó que su objetivo es conocer de primera mano las preocupaciones del pueblo cubano y dar visibilidad a los problemas que enfrenta la isla. “Negar la crisis interna es ignorar la realidad que viven millones de cubanos”, sostuvo el diplomático.
“Las acusaciones del MINREX buscan desviar la atención sobre las causas estructurales de la crisis: una economía centralizada, la falta de libertades, la represión de la disidencia y la incapacidad del régimen para implementar reformas reales”, señalaron analistas internacionales.
La respuesta del gobierno cubano también incluyó ataques a los medios independientes, los cuales fueron acusados de ser financiados por agencias estadounidenses, cuestionando su imparcialidad.
Sin embargo, esta denuncia ha sido interpretada como un intento por justificar la censura y la falta de pluralismo informativo dentro del país. La controversia refleja una vez más la tensión permanente entre La Habana y Washington, especialmente en momentos donde la presión internacional sobre el gobierno cubano vuelve a incrementarse.
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