Lo que alguna vez fue un ícono de la vida nocturna habanera hoy se presenta como un espacio en ruinas.
La discoteca del Hotel Comodoro, en el barrio de Miramar, ha reaparecido en redes sociales, no por su brillo ni su historia, sino por su estado de abandono total, convertido en escombros, columnas deterioradas y paredes grafiteadas, que evocan más una zona de desastre que un templo del ocio.
El video que ha desatado la nostalgia fue publicado en TikTok por el usuario cubano @despingoverychannel y compartido en Facebook por Maripili del Pino, mostrando el interior actual del antiguo recinto, conocido en su tiempo como epicentro de la farándula habanera.
Las imágenes revelan suelos quebrados, estructuras oxidadas y restos del antiguo escenario.
La decadencia contrasta con los recuerdos de quienes alguna vez bailaron entre sus luces y música.
“La discoteca del Comodoro, estalactitas y estalagmitas... Todavía se pueden sentir los pericos y las pericas que se reunían en un hogar de la perritud innata”, narra en tono irónico el autor del video mientras camina entre los restos del lugar.
“Cuenta la leyenda que tras estas paredes se rompió el récord de mayor concentración de yumas por metro cuadrado”, agrega, en referencia a la gran afluencia de turistas internacionales que solían abarrotar el espacio.
Ubicada dentro del complejo del Hotel Comodoro, esta discoteca fue durante décadas un referente para generaciones de jóvenes cubanos, artistas, celebridades y visitantes.
Su estado actual confirma una realidad repetida: la desatención y desidia institucional que afecta cada vez más espacios emblemáticos del país.
Otros medios ya habían documentado el deterioro del lugar en abril, describiéndolo entonces como un “vertedero a cielo abierto”.
Las nuevas imágenes no hacen más que confirmar la ausencia de políticas efectivas de conservación y mantenimiento.
El caso del Comodoro no es único.
Sitios icónicos como el Barrio Chino, la Ciudad Deportiva y zonas turísticas como Varadero presentan un grado de deterioro similar, mientras el gobierno continúa priorizando la construcción de nuevos hoteles, en lugar de preservar la infraestructura ya existente.
En un país donde el turismo es una fuente vital de ingresos, el abandono de espacios históricos y culturales no solo representa una pérdida patrimonial, sino también un síntoma de la desconexión entre las políticas estatales y la realidad económica y social que atraviesa Cuba.
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