Raúl Trujillo, uno de los entrenadores más exitosos en la historia del deporte cubano y universal, atraviesa una situación lamentable que genera una ola de indignación. El veterano preparador de luchadores, artífice de las glorias olímpicas de figuras como Mijaín López, Luis Alberto Orta e Ismael Borrero, fue “premiado” por el INDER con un automóvil usado y en muy mal estado.
La entrega, realizada en marzo, fue catalogada por especialistas y seguidores como una falta de respeto inaceptable hacia una figura clave en el deporte de alto rendimiento en Cuba. Han pasado los meses y el hecho se multiplica por su significado y por su trascendencia.
Es así que el periodista Roly Dámaso actualiza la situación revelando que el carro entregado a Trujillo tenía 190,000 kilómetros recorridos, tres rines de 14 pulgadas y uno de 16, sin repuesto. Las gomas estaban completamente lisas, y la carrocería presentaba dos impactos visibles.
El hecho de que este vehículo fuese presentado como una recompensa a sus méritos profesionales ha provocado fuertes críticas y puesto en evidencia la falta de consideración del sistema hacia quienes dedicaron su vida al deporte nacional.
“El trato indigno recibido por Trujillo evidencia cómo en Cuba se utiliza al talento deportivo para lucir medallas en vitrinas internacionales, pero se olvida por completo su bienestar personal”, comentó un usuario en redes sociales. Este episodio ha despertado el reclamo colectivo de muchos deportistas y aficionados, quienes ven en Trujillo un símbolo de sacrificio y excelencia ignorado por las instituciones que antes lo aclamaban.
Pero lo más preocupante es que este profesional de 72 años ni siquiera cuenta con una vivienda digna. Actualmente vive en un albergue en La Habana, situación que ha arrastrado durante años, pese a las promesas oficiales. Esta es otra muestra del abandono sistemático que sufren muchos atletas y entrenadores una vez terminada su etapa de rendimiento.
“La historia de Raúl Trujillo es la de muchos que entregaron décadas a formar campeones y hoy son recompensados con miseria y silencio. Cuba no solo le falló como Estado, también como sociedad”, expresó otro comentario viral.
El escándalo ha expuesto nuevamente la crisis estructural del deporte cubano, donde los méritos personales son ignorados y las condiciones materiales siguen siendo precarias, incluso para quienes llevaron al país a lo más alto del podio olímpico. El caso de Trujillo no es una excepción, sino una representación dolorosa de cómo el oficialismo prioriza la imagen sobre el ser humano.
En tiempos donde el abandono y la desidia se han normalizado en diversos sectores de la vida nacional, este nuevo episodio se suma al malestar creciente de una población que ve cómo sus ídolos son olvidados por el mismo sistema que los utilizó como trofeos políticos.
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