La doctora Narly Martínez tenía 33 años y no padecía de ninguna enfermedad. Falleció el pasado 8 de junio en Santiago de Cuba, luego de meses luchando por las complicaciones derivadas de la picadura de un insecto cuando cumplía misión en Venezuela.
"A mi hija la dejaron morir, nadie se acordó de ella", cuenta a CubitaNow Daivis Simón Robert -madre de la joven- quien asegura que durante meses escribió a todas las entidades de salud que pudo pidiendo ayuda, incluido el sindicato nacional de trabajadores de la salud, sin obtener respuestas.
Narly, a quien le sobrevive una hija de nueve años, formaba parte de la Misión Médica cubana en Venezuela desde 2020.
Antes de salir de Cuba se especializó como intensivista en el Hospital Clínico Quirúrgico Juan Bruno Zayas de su provincia.
Su madre cuenta que luego de que un insecto picara su hija en Venezuela ella comenzó a sentirse muy mal. "La hemoglobina comenzó a bajar y estaba muy débil, la ingresaron y al poco tiempo decidieron interrumpir la misión y enviarla de vuelta al país".
La joven llegó a la isla en noviembre del año pasado. Los médicos no sabía qué virus estaba causando su delicado cuadro de salud. "Nos quedamos esperando que hicieran algo, que la trasladaran a La Habana, que intentaran salvarle la vida", explica desconsolada Daivis.
En el primer ingreso, recuerda su madre, "si no llega a ser porque mi hermano fue a la dirección del hospital ni la atienden. A la semana de estar en el Juan Bruno Zayas fue que comenzaron a tratarla".
"No tuvieron ningún tipo de respeto por ser ella colaboradora, ese no era el lugar adecuado. Tenían que haberla trasladado a tiempo para el Instituto de Medicina Tropical "Pedro Kourí" (IPK) o para el Hospital Hermanos Almejeiras de la Habana", denuncia.
"Lo que hicieron fue ponerle morfina para que aguantara el dolor y cuando se decidieron a enviarla para la capital, después de un mes y medio ingresada, la ambulancia que llegó no reunía la condiciones. Mi hija se fue deteriorando. Cuatro días antes de morir la trasladaron para una unidad de cuidados intensivos, ya estaba muy grave".
Fueron meses luchando solas, "ella estuvo esperando más de cuatro semanas por el resultado de los exámenes que enviaron al IPK para determinar el virus que tenía en su cuerpo. A estas alturas todavía no sabemos bien".
"Cuando llegaron los resultados comenzó a responder bien al tratamiento pero los síntomas retornaron y la volvieron a ingresar. Entonces encontraron algo en una prueba en la médula ósea. No obstante, los médicos consideraban que faltaban elementos para decir que se trataba de una aplasia medular (insuficiencia en la médula caracterizada por una desaparición total o parcial de precursores hematopoyéticos)”.
"Mientras el dolor de mi hija se incrementaba, su hígado se fue descomponiendo de tanto medicamento, sus riñones también comenzaron a deteriorarse...", explica su madre.
Tras meses en Cuba, tres ingresos y su delicado estado de salud, su hija ni siquiera logró recuperar las pertenencias que logró reunir durante la misión en Venezuela.
"A nadie le interesa nada… Lo poco de su sacrificio aún está allá y colaboración en menos de 90 días le dio baja de la misión. Nunca se acercaron al hospital y el día de su muerte, llevaron una corona a la funeraria".
"Quiero que se haga justicia. Era una niña. Yo no tengo fuerzas. Es muy duro lo que sucedió. Dejé que le hicieran la autopsia porque a estas alturas no se sabe de qué murió mi hija", dice.
Reacciones diversas provoca retirada de estatuas del Ché y Fidel en Cuauhtémoc, México
Hace 17 horas
Incendio de grandes proporciones en vivienda de Playa, La Habana, no deja víctimas(video)
Hace 1 día