El gobierno cubano ha comenzado a alquilar espacios dentro de la Tribuna Antiimperialista José Martí, una emblemática plaza frente a la embajada de Estados Unidos en La Habana, tradicionalmente reservada para actos oficiales y manifestaciones organizadas por el régimen. La decisión busca, según fuentes oficiales, “sostener el legado de sus principios fundacionales” mediante su uso en actividades culturales, deportivas, educativas o políticas.
La noticia fue divulgada a través de un contenido patrocinado por el medio oficialista Cubadebate, que cita al ente estatal encargado de la gestión de la plaza. El anuncio confirma que tanto ciudadanos como entidades jurídicas pueden solicitar el uso de diversas áreas del recinto para celebrar eventos, siempre que cumplan con los requisitos establecidos.
La Tribuna Antiimperialista, inaugurada en el año 2000 durante el conflicto diplomático entre La Habana y Washington por el caso Elián González, tiene una capacidad para albergar hasta 10.000 personas sentadas y otras 30.000 de pie. En su entrada se erige una estatua de José Martí sosteniendo a González en brazos, mientras apunta hacia la sede diplomática estadounidense. Al otro extremo de la explanada se alza una monumental bandera cubana.
Conocida popularmente como el “protestódromo”, la plaza se convirtió en un símbolo de las manifestaciones convocadas por el gobierno cubano bajo la dirección de Fidel Castro. En 2006, fue escenario de una confrontación simbólica con la entonces Sección de Intereses de EE.UU., cuando se colocaron 138 mástiles con banderas cubanas como respuesta a mensajes políticos mostrados en una pantalla electrónica en la fachada de la sede diplomática.
En años recientes, la tribuna también sirvió como espacio alternativo para los desfiles del Primero de Mayo, ante las limitaciones logísticas para utilizar la tradicional Plaza de la Revolución.
Ahora, una parte de este espacio, en concreto un área al aire libre de 3.500 metros cuadrados, podrá alquilarse por 28.000 pesos cubanos al día —unos 230 dólares según el tipo de cambio oficial—. También están disponibles dos salones, con precios que alcanzan los 15.000 pesos (aproximadamente 125 dólares), y algunas oficinas por hasta 12.240 pesos (alrededor de 102 dólares).
Este giro hacia el alquiler de espacios públicos para obtener ingresos se enmarca en el contexto de la actual crisis económica que atraviesa Cuba, donde el Estado busca nuevas fuentes de financiamiento. Aunque las autoridades defienden la medida como una forma de preservar el espíritu del lugar, no deja de ser llamativo que un símbolo del enfrentamiento ideológico con Estados Unidos ahora se ofrezca como sede para celebraciones privadas.
Con esta apertura, la emblemática tribuna deja de ser exclusivamente un escenario de propaganda para convertirse en una fuente de ingresos estatales.
(Con información de EFE)
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