La educación, uno de los pilares enarbolados por el gobierno cubano por décadas, ha caído en picada. No hay que andar mucho; rápidamente encuentras una escuela en deplorable estado, a donde los niños acuden en busca de enseñanza y pueden salir heridos. La imagen de una pizarra desbaratada en una escuela de Santiago de Cuba, reclinada en una mesa es el más elocuente de los ejemplos, y lo más penoso es que así están muchos centros estudiantiles de todo el país.
"Lo más doloroso es que nuestros hijos van a la porquería de escuelas que hay y no aprenden nada, porque hasta a los mismos profesores les da lo mismo", comenta un internauta al observar la foto de marras.
Dicha impronta ha sido compartida por el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada y ya se ha hecho viral en Facebook. "Logros de una educación revolucionaria en Cuba", ironizó otro internauta. La imagen corresponde a la escuela "Josué País" de la oriental ciudad y en ella se puede ver un pedazo de lo que una vez fue una pizarra, con un enorme agujero y sobre una mesa recostada a la pared.
Decenas de seguidores de Facebook comentaron indignados en la publicación: "Y no has visto nada, no hay ni lámparas ¡todo es un desastre!. Y luego salen los ignorantes a decir que la educación es gratuita", "Si lo 'gratuito' es para recibir mierda, ¡prefiero pagar! No se puede tener a todo un pueblo enajenado mientras quienes lo mantienen cautivo viven la dulce vida", "Lo más doloroso es que nuestros hijos van a la porquería de escuelas que hay y no aprenden nada, porque hasta a los mismos profesores les da lo mismo", "Ahora mismo si va una visita del nivel central a esa escuela, sacan una pizarra nueva, porque así es en este país"
A finales de agosto, una madre en La Habana estalló por las malas condiciones de la escuela de su hijo, quien comenzó este curso el cuarto grado. La mujer mostró en un video el deterioro del aula, con el techo que se había filtrado, manchado del agua de recientes lluvias , el piso lleno de agua y la puerta, prácticamente deprendida.
"Lo que tengo es ganas de llorar nada más de saber que mi hijo va a estudiar aquí, porque nada más que caiga un palo de agua, miren, miren ese techo y ese piso...", dijo indignada la mujer.
"En estas mesas se pinchan las manos, se rompen los uniformes, se deterioran los libros. Dos lamparitas, el niño que tenga problemas en la vista... ¡pobrecito!", recalcó.