El expresidente Donald Trump enfrenta presión de algunos republicanos para aceptar un segundo debate contra la candidata demócrata Kamala Harris, tras su polémico desempeño en su primer enfrentamiento. A pesar de las sugerencias de varios miembros de su partido, Trump ha descartado la idea de un tercer debate.
El senador Rick Scott, uno de los principales aliados de Trump, sugirió que participar en otro debate sería beneficioso para su campaña. "Si yo estuviera en su lugar, lo haría", afirmó Scott. Otros republicanos, como el senador Thom Tillis, compartieron una opinión similar, argumentando que Trump perdió una "gran oportunidad" en el primer debate al desviar la atención hacia temas irrelevantes.
Sin embargo, no todos los republicanos apoyan la idea. El senador Mitt Romney, conocido crítico de Trump, consideró que el expresidente podría sacar provecho de un segundo debate si lograra mantenerse enfocado. Aunque elogió a Kamala Harris por su inteligencia y capacidad, Romney expresó dudas sobre la habilidad de Trump para mantenerse en el mensaje adecuado durante el evento.
Por otro lado, el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, describió el primer debate de Trump como un "fracaso total". Según Christie, Trump desperdició el tiempo hablando de temas fuera de lugar en lugar de abordar cuestiones clave como la economía y la inmigración.
A pesar de estas críticas, algunos republicanos prefieren que un próximo debate sea en un entorno más favorable. El senador Markwayne Mullin sugirió que Trump debería evitar participar en medios considerados liberales como CNN, proponiendo en su lugar que sea moderado por Fox News.
El asesor principal de la campaña de Trump, Jason Miller, confirmó que el expresidente estaba dispuesto a participar en un debate organizado por NBC el 25 de septiembre, pero la decisión aún no era definitiva. Sin embargo, Trump cerró la puerta a un tercer debate, refiriéndose a Harris en una publicación en su plataforma Truth Social. "¡NO HABRÁ UN TERCER DEBATE!", escribió en mayúsculas, dejando claro su rechazo a seguir debatiendo.
Con la campaña en marcha y divisiones internas dentro del Partido Republicano, la estrategia de Trump sigue siendo objeto de debate. Mientras algunos ven en un segundo enfrentamiento una oportunidad de redención, otros consideran que es mejor evitarlo y concentrarse en otros aspectos de la campaña.