Un insólito intento de introducir drogas en una prisión costarricense fue frustrado cuando agentes penitenciarios descubrieron a un gato con paquetes de estupefacientes adheridos a su cuerpo. El animal fue detenido cerca del Centro de Atención Institucional Carlos Luis Fallas, en Pococí, provincia de Limón.
Durante un patrullaje de rutina en los alrededores del penal, los funcionarios notaron la presencia de un gato callejero que se movía de forma sospechosa cerca del muro exterior. Al acercarse, detectaron que el felino llevaba varios bultos pegados al lomo con cinta adhesiva. Al inspeccionar el contenido, confirmaron que se trataba de 235 gramos de marihuana y crack, distribuidos en pequeñas bolsas.
Las autoridades del Ministerio de Justicia y Paz de Costa Rica informaron que el animal fue entregado al Servicio Nacional de Salud Animal (SENASA), donde se le realizó una evaluación veterinaria. A pesar del estrés evidente, el gato se encuentra en condición estable y será enviado a un refugio para su protección.
El curioso caso ha llamado la atención de las autoridades por la creatividad del método. Según se explicó, los narcotraficantes habrían aprovechado la libertad de movimiento del gato y su apariencia inofensiva para intentar burlar los controles penitenciarios. Se presume que el felino fue entrenado o condicionado para regresar al penal luego de recibir el cargamento en las inmediaciones.
“La astucia de quienes intentan introducir drogas en los centros penales no deja de sorprender. Utilizar un animal para estos fines no solo es ilegal, sino también cruel”, declaró un vocero del sistema penitenciario costarricense.
El hallazgo llevó a intensificar los controles en el perímetro del penal, incluyendo el uso de cámaras térmicas y patrullajes más frecuentes en las zonas con vegetación donde el gato fue interceptado. Además, se ha iniciado una investigación para identificar a los reclusos o contactos externos implicados en esta operación.
Este no es el primer caso en el que se emplean animales para introducir sustancias prohibidas en cárceles, pero sí uno de los más inusuales registrados recientemente en Costa Rica. Las autoridades aseguran que seguirán reforzando las medidas de seguridad y vigilancia para evitar este tipo de maniobras.
Mientras tanto, el gato —popularizado en redes como el “narco michi”— pasará a recibir cuidados en un entorno seguro, alejado de la criminalidad a la que fue expuesto.
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