El cantante cubano Alain Daniel ha vuelto a encontrarse con su público tras atravesar una tormenta personal que lo cambió por completo. En una entrevista, el artista confesó que la pandemia lo obligó a detenerse, mirarse al espejo y preguntarse quién era sin los aplausos, sin las luces y sin el escenario.
Durante los primeros meses del confinamiento, el intérprete —recordado por su paso en Bamboleo y por su energía en el cabaret Parisien— experimentó una profunda depresión. La pausa forzada lo dejó sin propósito y lo que comenzó como un descanso terminó convirtiéndose en una batalla emocional. “Tuve que resetearme. De repente no había shows, ni ensayos, ni cámaras. Me sentí vacío”, contó.
En busca de sentido, Alain decidió emigrar con su familia a Henderson, Nevada, un cambio que trajo nuevos desafíos. Intentó reinventarse lejos de la música y se adentró en el mundo de las inversiones. Sin embargo, lo que parecía una alternativa terminó siendo otra lección dura: perdió gran parte de lo que había ganado. “Gané dinero, pero lo perdí todo. Tomé decisiones equivocadas, y eso me golpeó tanto como el encierro”, confesó.
De ese proceso de pérdida y reconstrucción nació su libro "¿Eres exitoso? Ya sé; pregunta complicada", lanzado en 2024, con prólogo del psicólogo Manuel Calviño. En él, el artista comparte sus vivencias más íntimas y reflexiona sobre la delgada línea entre el éxito y el fracaso. “No quise escribir desde el triunfo, sino desde la caída. Todos tenemos que aprender a empezar de nuevo”, expresó.
Su proceso de transformación no se detuvo ahí. Alain decidió estudiar administración, marketing digital y redacción SEO, convencido de que siempre hay algo nuevo que aprender. Hoy, con 48 años y una nueva vida en Miami, confiesa sentirse más sereno y enfocado en crear desde el alma.
En agosto de este año, regresó a La Habana para cantar otra vez frente a su gente. Fue un momento simbólico: el reencuentro de un artista con su esencia. Sin artificios, sin miedo y sin pretender ser el mismo de antes. “Volver fue sanar. Entendí que el éxito no siempre es llenar estadios, sino poder levantarte y seguir cantando”.
Con esa filosofía, Alain Daniel demuestra que las caídas no son el final del camino, sino el punto donde comienza la verdadera historia.
Fuente: Periódico Cubano
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