Un cubano compartió en el sitio Díaz-Canel Sin Gao la desgarradora historia que vivió en el Hospital "Celia Sánchez Manduley" en Granma, donde su abuelo murió tras recibir un trato inhumano y ser víctima de la desatención médica que hoy azota a la Isla.
Entre la desesperación y la impotencia, relató que el anciano falleció y pasaron largas horas hasta que apareciera un carro para trasladar sus restos. “Díaz-Canel, dimite, no hagas sufrir más al pueblo. Sal y verás el sufrimiento del pueblo que abandonaste a su suerte tras el paso de Melissa”, escribió con rabia y dolor.
Sus palabras se han multiplicado en redes, donde muchos cubanos comparten el mismo sentimiento de tristeza y enojo ante una realidad cada vez más insoportable.
“La triste realidad del cubano”, comentó una usuaria, mientras otra afirmaba: “Cuando se olviden del miedo, entonces esto va a cambiar”. En los comentarios, abundan condolencias y mensajes de solidaridad con el nieto que perdió a su ser querido, pero también explosiones de indignación ante un sistema que ni siquiera garantiza una despedida digna.
“Ya ni morirse con dignidad se puede en este país del infierno”, expresó una mujer entre la rabia y el cansancio. Otros, como Luisillo Lorenzano, resumieron el sentir de muchos: “Calle o muerte, no hay más”. Las voces se repiten desde distintas provincias: Bayamo, Cienfuegos, Santiago… todos denunciando que en Cuba no hay medicinas, no hay transporte, no hay respeto a la vida. Una usuaria recordaba con amargura: “Luché como una leona por esta Revolución, creí en Fidel, pero con su muerte se acabó todo lo bueno” aunque otros, los más, rebaten y plantean que el principal culpable es, precisamente, Fidel.
Otros claman justicia divina: “Dios todo lo ve y ellos van a pagar por todo lo que han hecho”. En medio del dolor, las redes se han convertido en el único espacio para gritar lo que muchos callan en las calles: el hartazgo de un pueblo que se desangra lentamente entre apagones, hospitales colapsados y un gobierno ajeno al sufrimiento real de su gente.
“Los odio con todas mis fuerzas”, escribió el nieto, y sus palabras resuenan como un eco colectivo que atraviesa la Isla. No es fácil, Cuba. No es fácil. Pero algún día, la verdad se abrirá paso entre tanta inmundicia y la justicia —humana o divina— pondrá fin a tanto dolor.
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