Menos de una semana después del impacto devastador del huracán Melissa en el oriente de Cuba, el país enfrenta una nueva crisis energética marcada por la inestabilidad del sistema eléctrico y los graves daños que dejó el ciclón.
En la madrugada de este domingo, la Unidad 1 de la termoeléctrica de Felton, en Holguín, fue reincorporada al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) tras haber sido desconectada como medida preventiva antes del huracán. También se logró reconectar la batería fuel de Moa, lo que permitió una incipiente recuperación del servicio en algunas zonas orientales.
Sin embargo, esa mejoría duró apenas unas horas. En la tarde del propio domingo, tanto Felton 1 como los motores de Moa volvieron a salir del SEN, agravando aún más el panorama eléctrico del país. De acuerdo con la Unión Eléctrica (UNE), ambas plantas podrían reincorporarse durante la noche, aunque la situación sigue siendo incierta.
Según los reportes oficiales, el déficit de generación alcanzó este fin de semana los 1,300 MW en las regiones occidental y central, mientras que otros 506 MW permanecen fuera de servicio debido a los daños provocados por el huracán entre Guantánamo y Las Tunas.
De estas provincias, solo Holguín y Las Tunas cuentan con subestaciones energizadas, aunque con una carga “muy limitada” que no permite rotar circuitos. En las provincias del sur oriental, apenas funcionan microsistemas eléctricos locales destinados a mantener activas las estructuras vitales —como hospitales, acueductos y centros de evacuación—, según reportó el diario Granma.
Los problemas de generación no se limitaron a las plantas del oriente. En los últimos días, el bloque 3 de la termoeléctrica de Cienfuegos, que había logrado sincronizar, volvió a salir del sistema el sábado, aunque fue reconectado horas después. También se reincorporó el bloque 6 de Nuevitas, lo que deja actualmente cinco unidades térmicas fuera de servicio por averías o mantenimientos.
La UNE informó que para el pico nocturno se prevé la reincorporación de Felton 1 y seis motores de Moa, aunque aún persistirán limitaciones técnicas y de combustible.
Pese a esos esfuerzos, se estima que 488 MW permanecerán fuera de servicio por fallas en las plantas operativas, mientras que otros 542 MW dejarán de producirse debido a la falta de combustible y lubricantes en la generación distribuida.
De cumplirse las proyecciones oficiales, la disponibilidad total rondaría los 1,600 MW, con afectaciones superiores a los 1,000 MW en las zonas conectadas al SEN —sin incluir la casi totalidad del oriente cubano, que continúa prácticamente apagado—.
Aun así, las autoridades reconocen que el déficit podría ser mayor si no se logran conectar las unidades previstas o si ocurre una nueva salida imprevista por roturas de última hora.
El panorama deja claro que, tras el paso de Melissa, Cuba enfrenta una de las peores crisis energéticas de los últimos años, con un sistema eléctrico debilitado, escasez de recursos y una población exhausta ante la incertidumbre de cuándo volverá la luz.
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