En la provincia de Las Tunas crece la indignación entre los damnificados del poblado de Guamo (Granma), evacuados tras el paso del reciente huracán. Según denuncias publicadas por el periodista independiente José Luis Tan Estrada, decenas de personas alojadas en el Politécnico "Flores Betancourt" en la localidad de Colombia, continúan sin recibir ropa ni artículos básicos pese a las toneladas de ayuda humanitaria que han entrado al país durante los últimos días.
Vecinos y colaboradores que participaron en las colectas aseguran que las donaciones se almacenan sin distribuirse, mientras los afectados —muchos con niños pequeños y ancianos— carecen de prendas limpias para cambiarse.
Una residente, Lisdeivi Jorge Alarcón, afirmó haber visto “la biblioteca llena de ropa de donación, y la gente de Guamo sin tener qué ponerse”. Su comentario ha encendido aún más las redes, donde la población exige transparencia.
Los testimonios coinciden en que la distribución de la ayuda no está siendo directa y que parte de los recursos terminan retenidos por las autoridades locales o destinados a otros fines. “Siempre pasa lo mismo —comentó una usuaria—, ninguna ayuda llega a su destino si no se entrega en mano”. Otro ciudadano fue más tajante: “Están escogiendo con lo que se van a quedar y después entregan lo que sobra”.
Los reclamos se multiplican. Eunice Lores Roque pidió que se publiquen informes periódicos con los montos y destinos de las donaciones recibidas, asegurando que “el pueblo tiene derecho a controlar”. Otros usuarios recuerdan episodios similares tras el huracán Ian o durante la pandemia, cuando parte de la ayuda internacional nunca llegó a los necesitados.
Mientras tanto, en redes sociales circulan imágenes y comentarios sobre la alimentación de los evacuados en Bayamo —arroz, chícharos, boniato y pan— lo que muchos califican de trato indigno ante tanta escasez. “¿Con la cantidad de toneladas de comida que ha entrado como donación?”, se pregunta Tan Estrada en su publicación.
El malestar popular se resume en una frase que se repite entre los comentarios: “Las donaciones no deben pasar por manos del poder, sino llegar directamente al pueblo.”
En un país donde la desconfianza hacia la gestión estatal se agrava con cada tragedia, las imágenes de almacenes repletos mientras los damnificados duermen sin ropa seca son un golpe más a la credibilidad de las instituciones.
Las 10 profesiones que desaparecerán con la IA, según Microsoft: les queda poco tiempo
Hace 15 horas