En medio de una crisis sanitaria sin precedentes, el racionamiento de medicamentos en Cuba se ha intensificado ante la aguda escasez de fármacos. Según informes recientes, la falta de productos farmacéuticos ha alcanzado niveles alarmantes, afectando gravemente a los pacientes con enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes y asma, quienes enfrentan enormes dificultades para acceder a sus tratamientos.
A lo largo de 2024, la escasez ha obligado a las autoridades cubanas a implementar un nuevo sistema de distribución en las farmacias, centrado en asegurar la equidad en el acceso a los pocos medicamentos disponibles. El sistema, que ya ha comenzado en algunos municipios, organiza la venta de medicamentos según un cronograma asignado a cada consultorio médico. Esta estrategia pretende garantizar que los pacientes más vulnerables reciban los productos necesarios, pero también refleja la magnitud del problema: los ciclos de distribución en muchas áreas son tan largos que los pacientes deben esperar entre seis y siete días para recibir una mínima cobertura de medicamentos esenciales.
El nuevo modelo está especialmente enfocado en los medicamentos controlados, aquellos que los pacientes requieren de manera continua, como los utilizados para tratar enfermedades crónicas. Sin embargo, la escasez de estos medicamentos sigue siendo un desafío monumental, ya que más del 70% de los fármacos esenciales están agotados. Según datos oficiales, más de 460 medicamentos del cuadro básico no están disponibles en las farmacias, lo que pone en riesgo la salud de miles de cubanos.
El racionamiento no se limita a la falta de medicamentos; también ha llevado a un incremento en la reventa ilegal de fármacos. En mercados paralelos, los precios de medicamentos como la amoxicilina se han disparado, llegando a costar hasta 300 pesos por frasco, lo que hace aún más inaccesible el tratamiento para las familias que ya enfrentan dificultades económicas.
Además, la escasez ha forzado a muchos cubanos a pasar noches enteras en las puertas de las farmacias, buscando asegurar su lugar en las largas colas que se forman cada día. Esta situación refleja no solo la carencia de medicamentos, sino también la desesperación creciente de una población que ya enfrenta innumerables problemas sociales y económicos.
El gobierno cubano ha justificado la crisis en el suministro de medicamentos alegando que las dificultades externas, como el embargo económico, son las principales causas del desabastecimiento. No obstante, las autoridades no mencionan las serias fallas estructurales dentro del sistema de salud cubano, que incluyen la insuficiencia de materias primas y la falta de capacidad para garantizar un suministro constante de fármacos.
A pesar de las políticas implementadas para mitigar la escasez, como la extensión de la exención arancelaria para la importación de medicamentos por viajeros, la situación sigue siendo crítica. La medida ha tenido un impacto limitado, ya que los productos importados son insuficientes para cubrir la alta demanda en todo el país. Esto ha dejado a los pacientes vulnerables con pocas opciones y sin soluciones viables.
El desabastecimiento de medicamentos no solo afecta a quienes requieren tratamientos continuos, sino que también agrava la crisis de salud pública en Cuba, incrementando la tensión social y la frustración entre la población. Las autoridades cubanas, aunque conscientes de la gravedad del problema, parecen no tener una respuesta efectiva para resolver una crisis que lleva años agravándose.
Residentes del sur de la Florida enfrentan frío extremo: alertas por bajas temperaturas
Hace 9 horas