La influencer cubana conocida como La Cintumbare ha vuelto a captar la atención de sus seguidores con un video viral en el que muestra cómo prepara un plato criollo para su pareja, destacando como ingrediente estrella los humildes pero emblemáticos "chícharos de la bodega". Su afirmación —“Son los mejores del mundo y no pienso discutirlo con nadie”— ha resonado con fuerza entre quienes viven dentro y fuera de Cuba, generando una ola de reacciones en TikTok, donde acumula miles de reproducciones.
Con su estilo desenfadado, mezcla de humor, picardía y realidad, La Cintumbare no solo cocina, sino que convierte su cocina en una forma de relato social. En su menú también aparecen arroz blanco, plátanos fritos y pescado pargo, pero es la defensa apasionada de los chícharos lo que más llamó la atención. En un país donde la escasez y la rutina marcan el día a día, su video se convierte en una especie de tributo a la creatividad del cubano común, que con poco hace mucho.
"Miren esto, lo hice con amor, para que coma rico aquí en Cuba", dice mientras muestra su plato. La escena ha generado sentimientos encontrados: algunos la elogian por mostrar la capacidad de adaptación y el ingenio en medio de la adversidad, mientras otros la acusan de romantizar una realidad marcada por la carencia. Sin embargo, lo que no se puede negar es que su mensaje conecta con una parte de la población que encuentra en su narrativa un espejo de su propia vida.
Tras su deportación desde Estados Unidos por irregularidades migratorias, La Cintumbare ha mantenido una presencia constante en redes sociales. Ha documentado su día a día en la Isla, desde la cocina hasta momentos personales, asegurando estar feliz con su familia. Esa actitud combativa, mezclada con un tono desafiante, fortalece su popularidad pero también ha sido objeto de críticas.
"Los chícharos de la bodega son un símbolo más que un alimento; son memoria, escasez y también orgullo". Con esa idea, La Cintumbare transforma lo cotidiano en una narrativa que cruza fronteras y provoca conversación.
Su conexión con figuras como Sandro Castro y su estilo de vida también han contribuido a su imagen polémica, entre lo aspiracional y lo provocador.
Lo que para muchos sería un simple plato de comida, para ella es una declaración de identidad. En tiempos donde lo básico se convierte en lujo, defender un plato de chícharos es también defender la dignidad de quienes siguen creando belleza en medio de la necesidad.
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