El gobernante Miguel Díaz-Canel afirmó al intervenir en el IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, que la Isla superará la actual crisis económica y social, pero evitó comprometerse a un plazo específico para lograrlo.
"Cuando visitamos municipios donde algo funciona y no es la excepción, es la regla, nos demuestra que tenemos potencialidades para superar este momento pero hay que superarlo trabajando. Nos los están demostrando colectivos que tienen determinado liderazgo porque han hecho las cosas distintas y más que lamentarse han salido a superar los problemas... Nosotros hemos tenido momentos en que incluso con bloqueos más recrudecidos hemos salido adelante", afirmó sin dar más detalles.
En su discurso, destacó la importancia de las "visitas realizadas a la base para conectar con el pueblo" y evaluar de cerca los problemas y "avances"; pero no mencionó cuando las cosas comenzarán a mejorar para la población, ni una estrategia clara y confiable que muestre una luz al final del túnel. El dictador que propone y propone y nada soluciona, "propuso" mantener las cuatro prioridades de trabajo (que hasta ahora no han funcionado) para el próximo año: fortalecer la unidad nacional, perfeccionar la labor político-ideológica, corregir distorsiones económicas y atender las desviaciones sociales (en este aparte seguro prevé la construcción de nuevas cárceles que alberguen un mayor número de presos políticos).
Según el mandatario, estas áreas son fundamentales para "avanzar", en un país totalmente colapsado en todos sus sectores. La apelación a que la crisis será superada se ha hecho habitual en las declaraciones del gobernante, especialmente durante las visitas a las provincias donde en ocasiones se ha encontrado frente a frente con familias descontentas.
Miguel Díaz-Canel ha prometido reiteradamente que Cuba superará la actual crisis económica y social aunque jamás ha especificado un plazo para lograrlo ni ha presentado una estrategia clara y confiable. Estas promesas se han convertido en habituales en sus discursos, donde insiste en superar los problemas con trabajo y unidad nacional, aunque sin ofrecer soluciones concretas.
La población cubana no cree ni en él ni en su pandilla de mentirosos y barrigones dirigentes. El cubano de a pie muestra frustración y escepticismo ante las repetidas promesas vacias de Díaz-Canel, ya que no se ven cambios tangibles en su vida diaria. La escasez, la inflación y las limitaciones en el acceso a servicios básicos continúan afectando a los cubanos, quienes dudan de la capacidad del gobierno para solucionar estos problemas.
El gobierno cubano enfrenta varios obstáculos para superar la crisis, incluyendo el bloqueo económico, la falta de combustible, la burocracia y la lentitud de los procesos. Además, la falta de incentivos para los productores y un sistema burocrático ineficiente han impedido avances significativos en la economía y en la producción de alimentos.
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