La inflación interanual en Estados Unidos continuó su descenso por tercer mes consecutivo, ubicándose en abril en 2.3%, según informó el Departamento de Trabajo. Este dato representa el aumento más moderado de los precios al consumidor en más de cuatro años, ayudado principalmente por la caída de los costos de los alimentos.
Los productos comestibles en el hogar bajaron un 0.4%, registrando su mayor disminución desde septiembre de 2020. Entre los alimentos con mayores caídas, destacan los huevos, cuyo precio retrocedió un 12.7%. Esta baja ayudó a compensar alzas en otros sectores, como los muebles, que subieron un 1.5%.
En términos mensuales, el índice de precios al consumidor creció un 0.2% de marzo a abril, luego de haber registrado una baja del 0.1% en marzo, la primera caída en cinco años. Si se excluyen las categorías más volátiles, como alimentos y energía, la inflación subyacente se mantuvo estable con un aumento interanual del 2.8% y mensual también del 0.2%.
El informe llega en un momento en que aún se evalúan los efectos de los aranceles impulsados por el presidente Donald Trump, muchos de los cuales entraron en vigor recientemente. Aunque el impacto total de estas medidas aún no se refleja completamente en los precios, algunas empresas ya han comenzado a ajustarlos.
Mattel, fabricante de juguetes como las muñecas Barbie, ha anunciado que aumentará los precios de ciertos productos para compensar el incremento de costos debido a los aranceles. Stanley Black & Decker también aplicó aumentos en abril y planea nuevas subidas en el próximo trimestre. Por su parte, Procter & Gamble ha advertido que probablemente trasladará los mayores costos al consumidor a partir de julio.
Economistas estiman que el efecto combinado de los aranceles podría frenar el crecimiento económico este año. Aunque los nuevos acuerdos comerciales, como el firmado con el Reino Unido, buscan reducir tensiones, el promedio actual de los aranceles se sitúa en torno al 18%, el más alto en casi 90 años.
El Yale Budget Lab proyecta que las tarifas podrían aumentar el costo de vida un 1.7% adicional, lo que se traduciría en un gasto extra de unos 2.800 dólares anuales por hogar. Este escenario complica el panorama para la Reserva Federal, que enfrenta la difícil tarea de equilibrar inflación y empleo, dos variables que podrían verse afectadas simultáneamente por la política comercial.
Aunque el presidente Trump ha reiterado que “NO HAY INFLACIÓN” en sus redes sociales, la evolución de los precios y los efectos acumulativos de los aranceles siguen siendo motivo de atención para los analistas.
(Con información de AP)
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