El ministro de Comercio del régimen chino, Wang Wentao, reconoció este viernes que la economía del gigante asiático enfrenta “una situación muy grave y compleja”, en una de las declaraciones más reveladoras de los últimos meses sobre el debilitamiento del modelo económico impulsado por Beijing. A pesar de los intentos por proyectar una imagen de estabilidad, las cifras y la propia narrativa oficial muestran crecientes signos de preocupación.
Durante una conferencia de prensa, Wang atribuyó el deterioro del panorama económico a “cambios globales inestables e inciertos”, en una estrategia discursiva habitual del régimen: culpar a factores externos, especialmente a Estados Unidos, de sus propios problemas estructurales. Sin embargo, analistas internacionales advierten que las causas van más allá de la disputa comercial con Washington, e incluyen la caída del consumo interno, el estancamiento del sector inmobiliario y un clima empresarial cada vez más restrictivo.
Aunque el Producto Interno Bruto (PIB) de China creció un 5,2% en el segundo trimestre del año, este crecimiento resulta insuficiente frente a las expectativas del régimen y a las presiones sociales que derivan del desempleo juvenil, la pérdida de dinamismo empresarial y el endeudamiento de gobiernos locales. Varios expertos coinciden en que se necesitan medidas urgentes y profundas para evitar una desaceleración más pronunciada en lo que resta de 2025.
Wang, tratando de enviar un mensaje de control, afirmó que el régimen “tiene una caja de herramientas llena” para responder a los desafíos, aunque no especificó cuáles serían las acciones concretas. También señaló que se están evaluando políticas para estimular el consumo interno, lo cual evidencia la dependencia crítica de las exportaciones en un contexto internacional cada vez menos favorable.
El ministro intentó compensar el tono pesimista destacando fenómenos culturales como el auge de las muñecas Labubu, del fabricante Pop Mart, que se han vuelto populares entre celebridades como Rihanna y Cher. Sin embargo, presentar un producto de moda como símbolo de vitalidad económica resulta, a ojos de muchos observadores, una estrategia superficial ante los desafíos de fondo.
Respecto a las tensiones con Estados Unidos, Wang aseguró que ese país sigue siendo un socio comercial clave para China, pese a lo que calificó como “la tempestad” provocada por los aranceles mutuos. Recordó que existe una tregua temporal entre ambas potencias, aunque su futuro es incierto. También subrayó que una “desconexión artificial” entre ambas economías es inviable, debido a los profundos vínculos en las cadenas de suministro globales.
No obstante, también reconoció que las disputas comerciales “han afectado gravemente” la cooperación entre China y EE.UU., en un contexto de creciente desconfianza mutua, restricciones tecnológicas y presión de Occidente para reducir su dependencia del régimen autoritario de Xi Jinping.
Fuente: Infobae
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