La frase de José Martí, "Los niños nacen para ser felices" resuena profundamente en la realidad que viven muchos pequeños cubanos hoy. La situación de pobreza extrema y desamparo infantil en la Cuba actual es desgarrante y provoca indignación.
Cristian, un niño de ocho o nueve años en La Habana, se ve obligado a limpiar parabrisas para sobrevivir. Su madre los abandonó y su padre, alcohólico, no cumple su rol de cuidador. Así, Cristian, en su inocencia, se convierte en el sostén de él y su hermano menor. No va a la escuela, pues su único propósito diario es ganar algo de dinero para llevar comida a su hogar.
Rachel Realin, una joven que se enteró de su historia, compartió su testimonio en Facebook para pedir ayuda para él. Durante varios días, buscó al niño hasta encontrarlo en la zona de La Palma, municipio Arroyo Naranjo. Al encontrarlo, le regaló 1,000 pesos y le compró un paquete de sorbetos, describiéndolo como un niño cariñoso y educado, a pesar de las circunstancias tan difíciles que enfrenta.
"Si algún día lo ves por La Palma o el Café Colón pidiendo ayuda o limpiando parabrisas, no lo ignores. Ayúdalo," pidió Rachel. En su mensaje también alertó sobre la situación de muchos niños que, lejos de ser enviados por sus padres para hacer dinero, simplemente sobreviven como pueden. "No todos los niños que piden dinero lo hacen para comprar drogas, algunos lo hacen porque no tienen qué comer," expresó Rachel, pidiendo a la gente que tenga conciencia.
La historia de Cristian es solo una más entre muchas. Son cada vez más los niños y adolescentes que se ven obligados a salir a las calles para ayudar a sus familias a subsistir en medio de una crisis económica cada vez más profunda.
En diciembre pasado, un hombre en Ciego de Ávila conoció a dos hermanitos que se dedican a vender guayabas en las calles para ayudar a su mamá. Estos niños, después de ir a la escuela en la mañana, recorren ocho kilómetros cada día para llegar a su destino.
Conmovido por la situación de los pequeños, el hombre les ofreció pagarles todas las guayabas de una mochila y luego regresárselas como un acto de apoyo.
"Y tú... ¿qué hacías a esa edad? Porque yo estaba jugando siempre por las tardes. ¡Cómo han cambiado los tiempos!" lamentó el hombre, reflexionando sobre la realidad tan diferente que enfrentan los niños hoy.
En otro caso, a finales de 2023, en el Aeropuerto Internacional de La Habana, un niño que vendía caramelos fue detenido por la policía. En un video compartido por el periodista Mario Vallejo, se veía al pequeño llorando al ver a los oficiales acercarse. El niño, con una cubeta de pintura en la mano, parecía aterrorizado mientras los agentes lo subían a la patrulla, llevándoselo lejos.
Este tipo de escenas desgarradoras es cada vez más común en una Cuba donde la niñez se ve obligada a enfrentar responsabilidades y penurias que no le corresponden.
Estos casos, aunque tristes, reflejan la dura realidad que viven muchos niños en Cuba hoy. A pesar de que deberían estar disfrutando de su infancia, muchos se ven obligados a cargar con el peso de la pobreza y la indiferencia.
La situación exige una reflexión profunda y un llamado urgente a la acción. La frase de Martí, tan llena de esperanza y amor por los niños, debe ser un recordatorio constante de que no podemos permitir que un niño pierda su derecho a ser feliz. La solidaridad y la conciencia son fundamentales para cambiar esta dolorosa realidad. Y mucho más allá, vale preguntarse ¿qué hace el gobierno ante estas situaciones?
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