La reciente posibilidad de que Estados Unidos suministre misiles Tomahawk a Ucrania ha generado una fuerte reacción por parte de Rusia, que considera esta acción como una "intervención directa" en el conflicto y ha advertido sobre posibles consecuencias graves.
El diputado ruso Alexei Zhuravlev, vicepresidente del Comité de Defensa de la Duma Estatal, expresó que la entrega de estos misiles equivaldría a una intervención directa de Estados Unidos en la guerra.
Además, señaló que Rusia posee sistemas de defensa como el S-350 capaces de interceptar misiles Tomahawk, pero advirtió que la situación podría escalar rápidamente.
Dmitri Medvédev, actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, afirmó que la entrega de misiles Tomahawk podría tener consecuencias graves para todos, especialmente para Estados Unidos.
Medvédev destacó que, debido a la dificultad de distinguir entre misiles con ojivas nucleares y convencionales una vez lanzados, cualquier ataque podría desencadenar una respuesta nuclear por parte de Rusia; sin dudas palabras mayores.
El presidente ruso Vladimir Putin también ha reiterado que la entrega de estos misiles representaría una grave amenaza para las relaciones entre Rusia y Estados Unidos y podría llevar a una escalada significativa del conflicto.
En respuesta, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky afirma que los misiles Tomahawk se utilizarían exclusivamente para atacar objetivos militares rusos y no se emplearían contra civiles. Zelensky considera que la entrega de estos misiles podría ser un factor clave para lograr una resolución pacífica del conflicto.
Mientras tanto, Estados Unidos ha confirmado que está evaluando la posibilidad de suministrar misiles Tomahawk a Ucrania, pero aún no ha tomado una decisión final. El presidente Donald Trump ha indicado que cualquier decisión dependerá de la situación en el terreno y de la intención de Ucrania de utilizarlos exclusivamente contra objetivos militares rusos.
La situación actual refleja un punto crítico en la guerra en Ucrania, con un aumento de las tensiones internacionales y un riesgo creciente de escalada militar. La comunidad internacional observa de cerca la situación, temerosa de que cualquier acción unilateral pueda desencadenar consecuencias impredecibles.
La posible entrega de misiles Tomahawk a Ucrania ha intensificado la retórica belicista y puesto en evidencia las profundas divisiones entre Rusia y Occidente. La decisión que tome Estados Unidos en las próximas semanas será crucial para determinar la dirección futura del conflicto y la estabilidad en la región.
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