“Nos estamos muriendo y nadie lo dice” denuncia el sacerdote cubano Alberto Reyes Pías, quien se ha convertido en un agudo crítico de la dictadura que gobierna la Isla.
El clérigo camagüeyano ha encendido las redes y conmovido a miles de cubanos dentro y fuera del país tras denunciar lo que él llama un “genocidio silencioso” que está ocurriendo en Cuba, provocado por el colapso del sistema de salud y la escasez de medicamentos esenciales.
En una entrevista concedida al canal de YouTube El Mundo de Darwin, el párroco fue contundente:
“La gente tiene hambre. La gente no tiene medicina. Yo digo que en Cuba, en este momento, hay un genocidio silencioso. Hay gente que está muriendo. ¿Y quién lo dice? ¿Dónde sale en la prensa que alguien murió por falta de un antibiótico?”
Sus palabras reflejan lo que muchos cubanos viven día a día: la desesperación de ver morir a familiares por enfermedades curables, simplemente porque no hay medicinas, no hay transporte, no hay atención médica.
El sacerdote relató casos desgarradores que ha presenciado en su comunidad. Uno de ellos, el de un padre que perdió a su único hijo de 14 años por una infección que se complicó al no poder conseguir antibióticos. Otro, el de un pequeño de dos años que convulsionaba mientras sus padres rogaban por un anticonvulsivo que no existía ni en el hospital.
“Entonces, ¿qué haces cuando tu hijo convulsiona y lo único que puedes hacer es abrazarlo? Eso es lo que estamos viviendo”, afirmó con dolor.
Reyes asegura que muchas de estas muertes no se registran oficialmente, ni se informan en los medios controlados por el Estado. “Cuba está muriendo en silencio”, repite y acusa al régimen de ocultar la magnitud del desastre sanitario.
Sus declaraciones coinciden con las denuncias recientes de la historiadora Alina Bárbara López Hernández, quien desde Matanzas alertó sobre la manipulación de datos epidemiológicos y la orden oficial de desmentir las muertes por dengue o chikungunya.
Mientras tanto, en provincias como Holguín, Santiago de Cuba, Camagüey y Villa Clara, los reportes ciudadanos y médicos confirman el colapso de hospitales, la propagación de arbovirosis y la ausencia total de medicamentos básicos, desde analgésicos hasta antibióticos.
El Ministerio de Salud Pública, sin embargo, mantiene silencio y niega cualquier colapso asistencial, pese a los testimonios y videos que circulan a diario mostrando la realidad: pasillos llenos, niños sin tratamiento y médicos agotados.
La voz del padre Alberto Reyes no es solo una denuncia: es un llamado urgente a la conciencia.
“Uno no se puede callar. No cuando sabes que hay gente muriendo y nadie lo dice”, sentencia el sacerdote, mientras miles de cubanos comparten sus palabras como un eco de esperanza y verdad en medio del silencio oficial.
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