La desaparición de personas en Cuba sigue siendo un drama que se repite con demasiada frecuencia, dejando a familias enteras en la angustia y la incertidumbre.
El caso más reciente es el de Jorge Luis Vázquez Díaz, de 62 años, residente en la zona de Las Cañas, en el municipio Cerro, La Habana, cuyo paradero es desconocido desde hace varios días.
Según relataron sus familiares, el hombre fue reportado en hospitales y estaciones policiales, en un intento desesperado por obtener información.
En la estación de Zapata, las autoridades les aseguraron que había sido detenido, pero que posteriormente fue liberado, sin ofrecer más detalles sobre su ubicación actual.
Desde entonces, no se ha vuelto a saber nada de él.
La situación resulta especialmente alarmante porque Jorge Luis padece de epilepsia y depende de un medicamento para sobrevivir.
La falta de acceso a ese tratamiento pone en riesgo inminente su vida, lo que incrementa la angustia de sus allegados.
La familia ha hecho un llamado público para que, en caso de que alguien lo reconozca, se comunique de inmediato, pues cada hora que pasa sin el medicamento puede ser fatal.
Este caso no es aislado.
En los últimos años, la cifra de personas desaparecidas en Cuba ha ido en aumento, y en la mayoría de los reportes las víctimas terminan apareciendo sin vida, lo que refleja una situación social y de seguridad cada vez más crítica.
Historias de mujeres, jóvenes y ancianos que desaparecen en la isla se han vuelto parte del panorama cotidiano, sin que exista un registro público oficial que refleje la magnitud del problema.
La falta de transparencia institucional y la ausencia de protocolos efectivos para la búsqueda inmediata agravan la crisis.
Mientras tanto, los familiares de Jorge Luis Vázquez Díaz enfrentan horas de incertidumbre y temor, esperando que aparezca con vida.
En Cuba, cada desaparición es una herida que deja al descubierto la fragilidad del sistema de protección ciudadana y el abandono de quienes más necesitan ayuda.