Un estudio reciente del Cuba Study Group advierte que el sector privado en la isla, aunque ha ganado espacio en los últimos años, continúa siendo visto por el Gobierno como una especie de “válvula de escape” y no como un verdadero motor de desarrollo económico.
El análisis, elaborado por el investigador cubano Ricardo Torres Pérez, profesor en American University, señala que las autoridades reconocen la utilidad del empresariado independiente, pero al mismo tiempo lo mantienen bajo una estricta red de controles e incertidumbre.
Desde la reforma de 2021, se han creado más de 10.000 micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), que emplean a unas 250.000 personas y representan alrededor del 30 % del empleo en la isla. Muchas de estas iniciativas han llenado vacíos dejados por el Estado en el comercio minorista, transporte y servicios al hogar.
Aun así, el informe describe la existencia de un “techo de cristal” que limita su expansión. Según Torres, la falta de compromiso del Gobierno con la libre empresa y su visión ideológica del sector privado como una amenaza impiden que los negocios alcancen su verdadero potencial.
Los emprendedores se enfrentan a un ambiente marcado por la inseguridad regulatoria: redadas, inspecciones sorpresivas, topes de precios, cambios de impuestos y nuevas normativas que restringen márgenes de ganancia. En 2023, por ejemplo, la eliminación de exenciones fiscales redujo la rentabilidad de numerosas mipymes, aumentando el riesgo de cierre.
El estudio enfatiza que estas medidas no obedecen a la falta de capacidad de los empresarios, sino a la intención del Estado de mantener un control firme: “El Gobierno llega hasta donde quiere llegar”, afirmó Torres.
A las trabas internas se suman las restricciones derivadas de la política de Estados Unidos hacia Cuba. La falta de relaciones bancarias normales dificulta los pagos internacionales y limita la financiación. Además, los cambios recientes en políticas de visado restringen la posibilidad de que empresarios cubanos viajen a EE.UU. para explorar oportunidades de negocios.
Según el informe, si los emprendedores tuvieran mayor acceso a mercados internacionales, podrían multiplicar su volumen de ventas.
El análisis sostiene que el sector privado no depende de vínculos con el Gobierno para existir, como a veces se ha afirmado, sino de la capacidad de los cubanos de resistir en un entorno hostil. Sin embargo, Torres considera que el Estado no tiene interés real en su expansión: “El día que les dé rienda suelta, desaparece prácticamente la economía estatal”.
De acuerdo con el investigador, si Cuba contara con un respaldo más sólido de potencias como China o Rusia, probablemente aplicaría medidas aún más duras contra la libre empresa.
A pesar de las dificultades, el sector privado ha mostrado resiliencia y capacidad de generar empleo en medio de la crisis. No obstante, su aporte al PIB sigue siendo reducido frente a lo que podría aportar en un entorno menos restrictivo.
Fuente: EFE
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