Moldavia celebró el domingo unas elecciones parlamentarias que definieron el rumbo político del país en medio de tensiones geopolíticas y acusaciones de interferencia extranjera. El Partido de Acción y Solidaridad (PAS), liderado por la presidenta Maia Sandu y con una clara orientación proeuropea, obtuvo una victoria contundente que le permitirá formar mayoría en el Parlamento.
Con casi todos los votos escrutados, el PAS alcanzó el 50,1% de los sufragios, lo que se traduce en unos 55 escaños de los 101 que conforman la legislatura. En contraste, el Bloque Electoral Patriótico, de tendencia prorrusa, consiguió el 24,2% de los votos, mientras que otras fuerzas como el Bloque Alternativa y el populista Nuestro Partido quedaron relegadas a posiciones menores.
La jornada electoral no estuvo exenta de tensiones. Las autoridades reportaron amenazas de bomba en centros de votación ubicados en países como Rumania, Italia, España y Estados Unidos. Además, la policía moldava informó sobre la detención de tres presuntos agentes vinculados a los servicios de seguridad de Transnistria, región separatista respaldada por Moscú, quienes habrían planificado actos de desestabilización.
Sandu, que depositó su voto en Chisináu, advirtió que Rusia “interfirió masivamente” en los comicios, y recalcó que su apuesta es mantener a Moldavia en el camino hacia la Unión Europea. “Nuestro futuro está dentro de Europa, no en una zona gris de riesgos e incertidumbre”, declaró.
La diáspora moldava volvió a tener un papel determinante. En la segunda vuelta presidencial de 2020 ya se había registrado un récord de participación en el exterior, y en estas parlamentarias también se observó un respaldo masivo al proyecto europeo de Sandu.
El primer ministro Dorin Recean había alertado días antes que Rusia destinaba millones de dólares para intentar influir en la elección mediante compra de votos y ciberataques contra infraestructuras críticas. Como medida preventiva, la policía ejecutó cientos de redadas y arrestó a decenas de personas presuntamente involucradas en planes de generar disturbios.
Igor Grosu, líder del PAS, afirmó tras el cierre de urnas que “los intentos de Rusia por secuestrar el proceso electoral fueron enormes”, aunque destacó que las instituciones estatales lograron resguardar la integridad de la votación. Por su parte, el líder opositor Igor Dodon rechazó las acusaciones de injerencia y convocó a sus seguidores a manifestarse frente al Parlamento para “defender” la posición de los partidos prorrusos.
La votación fue calificada por Sandu como “la más importante de la historia reciente del país”. Para la presidenta, la decisión de los moldavos no solo definirá el futuro político de la nación, sino también su lugar en el tablero internacional.
Fuente: Euronews