En Cuba, las vísperas del 28 de septiembre solían anunciarse con un humo peculiar: el de la caldosa que se preparaba en cualquier esquina, en cualquier caldero improvisado, con lo que hubiera.
Era el plato estrella de la noche “revolucionaria”, la excusa perfecta para reunir a los vecinos bajo la propaganda de unidad. Un poco de viandas, algún hueso con sabor a pollo —cuando había suerte— y bastante agua para que alcanzara. Eso, y una bocina con los discursos de siempre.
Pero este año, en el aniversario 65 de los Comités de Defensa de la Revolución, la escena fue otra. Calles vacías, calderos apagados y un silencio incómodo que pesa más que cualquier consigna oficial.
Los cubanos no salieron a “celebrar”, no porque falte el recuerdo de la tradición, sino porque lo que sobra es la miseria y el hartazgo. ¿De qué caldosa se puede hablar si en las bodegas no aparece ni el arroz, si el pollo brilla por su ausencia y si la gente cuenta las libras de azúcar como si fueran pepitas de oro?
Los CDR, que nacieron como maquinaria de vigilancia y delación, quisieron mantener su ritual del 28, pero ya ni los dirigentes se atreven a poner la cazuela en la acera.¿Cómo pedir a un barrio hambriento que sonría frente a un caldero vacío? Ni los discursos de radio y televisión logran tapar la cruda realidad: no hay nada que celebrar.
La ironía más grande es que el régimen sigue hablando de “unidad” y “festejo popular” mientras el pueblo solo se une para sobrevivir y festeja, si acaso, encontrar un paquete de salchichas en el mercado informal.
Los CDR están tan desgastados como las consignas que repiten cada septiembre. Ni el miedo que un día impusieron logra ya sostener esa fachada de “fiesta revolucionaria”.
Al final, la única caldosa que se cocina en Cuba es la del descontento, espesa, amarga y con un ingrediente que el Gobierno no puede controlar: la indignación ciudadana. Porque mientras ellos celebran el “éxito” de su invento, los barrios de la Isla celebran en silencio otra cosa: el fin de una mentira cada vez más insostenible.
Perfil de la Tijera
Gerardo Hernández genera indignación con fiesta de los CDR en medio de apagones en Cuba
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