Un nuevo escándalo ha salido a la luz sobre los negocios farmacéuticos de Cuba en el extranjero, esta vez en México. Documentos oficiales revelan que la empresa estatal BioCubaFarma ha vendido medicamentos defectuosos a ese país con la complicidad de las autoridades mexicanas.
La Auditoría Superior de la Federación de México detectó que Birmex, la empresa estatal encargada de la distribución de medicamentos en el país, adquirió y distribuyó productos de la farmacéutica cubana Neuronic Mexicana S.A. de C.V., a pesar de que no cumplían con los estándares de calidad y ni siquiera estaban aprobados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Estas irregularidades representaron un gasto de 40.9 millones de pesos mexicanos en 2023, equivalente a unos 2,3 millones de dólares.
Neuronic Mexicana S.A. de C.V. es la representante legal en México de los Laboratorios AICA, que forman parte del conglomerado BioCubaFarma, el gigante farmacéutico estatal de Cuba. Esta empresa, integrada por múltiples laboratorios y centros de investigación, ha sido responsable del desarrollo de vacunas como Abdala y Soberana, las cuales fueron aplicadas en México sin contar con el respaldo de organismos internacionales como la OMS.
El informe revela que Birmex compró medicamentos defectuosos por un valor de 15 millones 390 mil 800 pesos, unos 900 mil dólares, a Neuronic Mexicana. Según la auditoría, 10 lotes de estos medicamentos presentaban problemas de calidad y no superaron pruebas de control, pero aún así fueron distribuidos. La irregularidad no se detiene ahí: Birmex también adquirió tres medicamentos (cloranfenicol, pilocarpina y atropina) que no estaban en el catálogo autorizado, pagando por ellos 24 millones 258 mil 500 pesos, alrededor de 1,4 millones de dólares.
El problema no es solo económico. La auditoría identificó que miles de unidades de medicamentos comprados a la farmacéutica cubana estaban vencidos o a punto de caducar, y a pesar de ello, se ordenó su distribución. Medicinas como diclofenaco, cloranfenicol y pilocarpina se encontraban en condiciones inadecuadas y sin la certificación necesaria, representando un riesgo para los pacientes mexicanos que las recibieron.
Estas irregularidades refuerzan la opacidad con la que operan las empresas estatales cubanas en el exterior, utilizando sus conexiones políticas para beneficiarse económicamente sin garantizar la calidad de sus productos.
Mientras la prensa mexicana ha revelado estos hechos, los medios oficiales cubanos han guardado silencio. En Cuba, el acceso a información sobre los negocios de BioCubaFarma en el exterior es prácticamente inexistente. La venta de medicamentos defectuosos a México se suma a una larga lista de denuncias sobre corrupción y negligencia dentro de la industria farmacéutica cubana.
Estos casos confirman que el gobierno cubano no solo exporta médicos bajo condiciones de explotación laboral, sino que también comercializa medicinas de dudosa calidad, poniendo en riesgo la salud de miles de personas en otros países.
Para los cubanos, que padecen constantes crisis de desabastecimiento de medicamentos, este escándalo representa una realidad difícil de ignorar: mientras en la isla escasean las medicinas más básicas, el gobierno las exporta, aun cuando su calidad es cuestionable.
(Con información de: El Sol de México)
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