Una vez más, el Hospital Pediátrico Docente de San Miguel del Padrón, conocido popularmente como La Balear en La Habana, se ve envuelto en una controversia por el traspaso de su dirección, no por sus logros médicos, sino por la podredumbre en su gestión. El relevo en la dirección del hospital es ya oficial: el Dr. Alberto Zamora Torres cede su puesto a José Mario Olivera Jerez, actual administrador, ex jefe de enfermería y figura conocida por su largo historial de corrupción y autoritarismo.
José Mario lleva más de 25 años en ese centro, durante los cuales ha amasado poder y riquezas robando insumos del hospital, chantajeando al personal y reprimiendo cualquier intento de denuncia. Según varios trabajadores, mantiene una vida de lujo en su vivienda del Reparto Diezmero, conocida entre sus allegados como "La Balear 2", por ser un reflejo del hospital saqueado, según un reporte de La Tijera.
Una de sus principales colaboradoras es Daymarelis Silva Real, responsable de suministrar los alimentos que se desvían del hospital a su residencia. Lo más indignante es que los niños hospitalizados y sus madres reciben alimentos en condiciones deplorables (tal comida para perros), mientras los responsables disfrutan manjares robados.
Las irregularidades no acaban allí. Se han reportado casos similares en instituciones como el Hospital Hijas de Galicia, donde el cuerpo administrativo vendía en el mercado negro medicamentos donados por ONGs internacionales. En otro caso, en el Hospital Fajardo, un directivo utilizó fondos para remodelar su casa mientras el quirófano seguía cerrado por falta de luces quirúrgicas.
En el Hospital "Calixto García" se han documentado pérdidas sistemáticas de insumos médicos que luego aparecen en el mercado negro. En el Pediátrico de Centro Habana, se destituyó recientemente a un jefe de mantenimiento que operaba una red de desvío de combustible y medicinas.
La repetición de estos patrones demuestra un problema estructural, donde la impunidad se mezcla con la necesidad y la corrupción se vuelve sistema. ¿Quién protege a los pacientes cuando quienes deberían cuidar de ellos son los primeros en saquear?
Estos ejemplos no son aislados. El problema de fondo es la falta de supervisión real, la corrupción estructural y la complicidad silenciosa de quienes deberían fiscalizar el sistema de salud.
Mientras los hospitales públicos cubanos siguen enfrentando carencias, los verdaderos enemigos están dentro de sus propias paredes. La salud infantil, uno de los pilares que debería ser más sagrado, está siendo utilizada como moneda de cambio por quienes deberían defenderla.