En la ciudad de Camagüey, tres frentes de viviendas colapsaron durante la noche en la calle Horca, entre De Carmen y Perro, incluso antes de que la tormenta tropical Melissa impacte directamente en el oriente cubano.
Afortunadamente, no se reportan víctimas mortales ni personas heridas, aunque una persona de la tercera edad, encamada, fue evacuada de manera preventiva debido al riesgo estructural del inmueble donde residía.
Según informó la activista Irma Broek, el derrumbe estaría relacionado con la humedad acumulada en los edificios, un problema que se ha venido agravando en los últimos días por las constantes lluvias que afectan a la región.
Muchas de las viviendas en esa zona presentan un avanzado deterioro, sin mantenimiento ni reparación por parte de las autoridades, lo que las convierte en estructuras vulnerables ante cualquier fenómeno meteorológico.
En el sitio del colapso fueron realizadas labores de recogida de escombros y demolición controlada en las áreas con peligro inminente de derrumbe. La televisión local, TVCamagüey, informó que los trabajos de limpieza y recuperación continuarán durante toda la jornada hasta lograr la estabilización completa del área afectada.
La situación enciende las alarmas entre los residentes, quienes temen que las lluvias asociadas a Melissa puedan provocar más desplomes en edificaciones antiguas o en mal estado. Camagüey es una de las ciudades con mayor cantidad de viviendas declaradas en “regular” o “mala” condición estructural, según datos oficiales, y el paso de fenómenos meteorológicos suele agravar la ya crítica crisis habitacional que enfrenta la provincia.
El incidente refleja una vez más la fragilidad del fondo habitacional en Cuba, donde miles de familias viven en construcciones deterioradas, muchas de ellas apuntaladas o parcialmente derruidas. Con la inminente llegada de Melissa, que ya provoca intensas lluvias en el oriente del país, la población camagüeyana enfrenta momentos de incertidumbre y preocupación.
Las autoridades locales han pedido calma y aseguraron que se mantendrán en “vigilancia permanente” ante el riesgo de nuevos derrumbes. Sin embargo, los vecinos insisten en que la verdadera emergencia no es solo la tormenta, sino el abandono estructural de sus viviendas, que hoy se convierten en una amenaza tan peligrosa como el propio fenómeno climático.
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