En medio del creciente clima de inseguridad que se vive en Cuba, vecinos de Santiago de Cuba decidieron tomar la justicia por sus propias manos y capturaron a un presunto estafador de avanzada edad, al que amarraron a un poste del tendido eléctrico mientras esperaban la llegada de la policía.
El hecho ocurrió en la Calle Rastro, según reportó la página de Facebook La Tijera, un espacio que se ha convertido en una fuente habitual de denuncias ciudadanas sobre delitos, abusos y violencia en la isla. En las imágenes compartidas, se observa a un hombre de unos 70 años atado con cuerdas, mientras un grupo de personas lo rodea y grita: “Mírenlo bien, este es el estafador de Vargas, El Racho, aquí en Santiago de Cuba.”
Según los testigos, el hombre habría estado involucrado en múltiples estafas en la zona, engañando a personas vulnerables y aprovechándose de la falta de vigilancia. Cansados de la impunidad, los vecinos decidieron detenerlo ellos mismos, en una escena que refleja el deterioro del orden público y la desconfianza generalizada hacia las autoridades.
“Una vez más, el pueblo tiene que hacer de Policía”, se lee en una de las publicaciones compartidas por usuarios en redes sociales. “Los verdaderos estafadores están en el poder, mientras el pueblo tiene que defenderse como pueda.”
La situación, además de evidenciar el enojo popular, muestra el colapso de las instituciones encargadas de garantizar la seguridad ciudadana. En Santiago de Cuba —una de las provincias más golpeadas por el aumento de la criminalidad— los robos, asaltos y estafas se han multiplicado, mientras el régimen evita reconocer la magnitud del problema y los medios oficiales callan.
El incidente en la Calle Rastro no es un hecho aislado. En los últimos meses se han viralizado numerosos videos y publicaciones donde los ciudadanos enfrentan directamente a delincuentes, los detienen o los exponen públicamente ante la ausencia de respuesta policial. Estas acciones, aunque nacen del hartazgo, también ponen de manifiesto la falta de un sistema judicial confiable y la desesperación de un pueblo que se siente abandonado.
El hombre capturado finalmente fue entregado a la policía, luego de que los vecinos exigieran su traslado a una unidad local. Sin embargo, muchos dudan de que enfrente un proceso justo o que las autoridades realmente investiguen los delitos que se le atribuyen.
En redes sociales, los comentarios apuntan a una misma conclusión: la violencia y la delincuencia en Cuba están fuera de control, y el Estado, más preocupado por reprimir la disidencia política que por garantizar la seguridad de sus ciudadanos, ha dejado de cumplir su función más básica.
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