Perico, un municipio de Matanzas con 60.000 habitantes a 170 kilómetros al sureste de La Habana, se ha convertido en el epicentro del brote de chikunguña en Cuba, que se suma al dengue y al oropouche, transmitidos por mosquitos. La agencia EFE conversó con residentes que describen una situación fuera de control, con la enfermedad afectando a gran parte de la población local.
“En mi cuadra casi todos lo han tenido”, relata Pedro Arturo Revilla, de 66 años, quien aún sufre intensos dolores articulares e inflamación tras haber contraído el virus junto a toda su familia. Al lado, una vecina de 67 años denuncia la falta de fumigación: “Aquí no hacen nada con la cantidad de mosquitos y enfermos que hay”.
El chikunguña, que no se registraba en Cuba desde hace más de una década, golpea al país en medio de una crisis económica profunda, con recursos limitados para enfrentar enfermedades y controlar los focos de reproducción de mosquitos. Basureros sin recoger y salideros de agua estancada crean condiciones ideales para la proliferación de los vectores.
Carilda Peña García, viceministra de Salud Pública, reconoció la escasez de combustible como limitante para fumigaciones masivas, aunque aseguró que hay “insecticidas” y “abate” suficientes para mitigar el impacto. La funcionaria precisó que, a diferencia del dengue, el chikunguña no representa un riesgo mortal, salvo en personas con enfermedades previas.
Vecinos como Raúl González, de 63 años y con esclerosis múltiple, muestran a EFE sus tobillos inflamados y bromean sobre la gravedad de la situación: “Todos andaban caminando como zombis en la calle”. Otros, sin embargo, critican la narrativa oficial de normalidad: “Aquí de normal no hay nada. La insalubridad y la basura generan más mosquitos. Me da coraje que digan mentiras”, comenta un residente de Cárdenas.
El brote ha afectado al menos a ocho de las 15 provincias de Cuba, aunque no hay datos públicos actualizados. Las autoridades reportaron tres muertes por dengue en lo que va de 2025. La CDC emitió a finales de septiembre una alerta de viaje debido al chikunguña en la isla.
En muchos casos, los enfermos se autodiagnostican y permanecen en casa, pues los hospitales no cuentan con pruebas suficientes y los medicamentos básicos se consiguen solo en el mercado negro a precios elevados. Eneida Rodríguez, de Cárdenas, explica a EFE: “No hay sentido en ir al médico. Te dan paracetamol y reposo, pero cuesta 500 pesos comprarlo, mientras el sueldo medio es de 54 dólares”.
El brote pone en evidencia las limitaciones del sistema de salud cubano, que enfrenta dificultades logísticas y económicas para controlar vectores y atender a los pacientes. Los residentes piden mayor atención, fumigaciones efectivas y suministro de medicamentos a precios accesibles para enfrentar lo que consideran una emergencia sanitaria real.
(Con información de EFE)
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