En una Cuba donde cada día se hace más difícil conseguir un plato de comida o un medicamento básico, el régimen parece tener claras sus prioridades: mantener al pueblo entretenido, anestesiado y desviado de la realidad.
Así lo denunció el medio independiente La Tijera News, que difundió el testimonio de un ciudadano identificado como Edel Carrero, quien expuso la contradicción de un país donde escasea lo esencial, pero abunda el alcohol.
“Bueno, medicamentos, comida, hilo negro para suturas en los hospitales no hay… pero cerveza y mucho alcohol para tener a la gente con la mente aturdida y atontada, eso sí, hay mucho”, expresó Carrero en un video que rápidamente se viralizó. Sus palabras resumen la frustración de millones de cubanos que ven cómo el gobierno prioriza la producción y distribución de bebidas alcohólicas mientras hospitales, farmacias y bodegas siguen vacíos.
A esta denuncia se suma el creciente malestar popular hacia las MIPYMES, pequeñas y medianas empresas autorizadas por el Estado, muchas de las cuales —según varios usuarios en redes— funcionan bajo control o vigilancia del propio régimen.
“Los Mipymeros están prestados para la talla de la dictadura también”, señala Carrero, aludiendo a que buena parte de los negocios privados solo pueden operar si colaboran con las autoridades.
En los comentarios del video, varios cubanos expresaron su indignación. Eduardo Marichal comentó que “un 1% muy elevado de los Mipymeros juegan. De lo contrario los hacen cerrar. No hay jugada, es así”. Otros, como Regla Ortega Real, se limitaron a resumir el sentir general: “Qué asco de gobierno”.
El debate se encendió aún más cuando Bamba Cuesta Figueroa apuntó: “Esa es la herramienta: alcohol, droga, música y cigarro. La adicción en la población es la herramienta de control mental sobre los cubanos”.
Mientras tanto, la realidad en las calles no cambia: madres que hacen colas interminables para conseguir un litro de leche o un pedazo de pollo; hospitales sin suturas, sin antibióticos, sin gasas. Pero en los estantes de muchas tiendas, la cerveza nacional e importada nunca falta.
El alcohol se ha convertido, como dicen muchos, en la “válvula de escape” que el régimen ofrece para que la gente no piense, no proteste y no despierte.
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