A Elon Musk se le ha tenido siempre por el gran visionario del viaje a Marte, cohetes futuristas y la maravillosa tecnología de Tesla, pero cada vez hay más voces críticas que lo acusan de exprimir a sus empleados a niveles tercermundistas e incluso de chantajes laborales y otros comportamientos erráticos y censurables.
Tras la accidentada compra de Twitter por $ 44 mil millones, Musk inició una campaña de despidos masivos con la intención de sanear las cuentas de la compañía, antes de verse obligado a recontratar a cierto número de quienes habían sido cesados.
Ahora, enfrascado en sacar adelante la versión final de Twitter 2.0, ha lanzado un nuevo ultimátum a los empleados del cuartel general en San Francisco: o se comprometen a trabajo extremadamente duro o se largan. El plazo para decidirse es hoy.
Las cosas podrían ser incluso peores en la otra joya tecnológica de Musk: Tesla. Un grupo de trabajadores ha presentado una demanda contra la compañía por abusos laborales durante la construcción de la flamante sede de la automotriz en Texas, inaugurada hace solo 7 meses por el empresario nacido en Sudáfrica. Los perjudicados presentarán también una queja el próximo martes ante el Departamento de Comercio de Estados Unidos.
El rosario de violaciones reportados en la demanda incluye robo de salarios y no pago de horas extras, condiciones de trabajo peligrosas para la vida, accidentes y riesgos constantes.
Una imagen totalmente opuesta a la glamorosa inauguración en abril pasado de la nueva planta de construcción de vehículos utilitarios Cybertruck, Semi, Model 3 y Model Y, con capacidad para emplear a 10 mil trabajadores.
No es la primera vez que Tesla es blanco de quejas por condiciones laborales que rozan la explotación. Según la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA, por sus siglas en inglés), en los últimos años la automotriz recibió multa por más de $ 236 mil debido a infracciones laborales diversas.
Ahora las denuncias podrían ser todavía más graves. Según el diario The Guardian, durante la construcción de la nueva armadora en Austin trabajadores fueron enviados a cumplir tareas en techos sin luces, sobre turbinas que expulsaban humo sin contar con máscaras protectoras y en lugares con agua y cables vivos. Las condiciones eran tan riesgosas que un empleado le confió a su esposa: “Voy a morir en esa fábrica”.
La OSHA recibió también protestas por falta de capacitación a los trabajadores sobre riesgos de salud, seguridad y derechos en el trabajo, incluido el rechazo a actividades consideradas peligrosas. También se reportaron quejas sobre incumplimientos de compensación por horas extras, días feriados e incluso el pago del salario.
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