Deivy Alemán Oropesa, un cubano que lleva siete años viviendo en Estados Unidos, recibió este 8 de septiembre una notificación de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que le obliga a abandonar el país a más tardar el 14 de septiembre. La orden llega pese a su petición de permanecer junto a su hija, una niña ciudadana estadounidense de dos años que ha sido sometida a tres cirugías de corazón abierto y aún requiere más intervenciones.
“Soy el padre de esta hermosa niña y lo único que pido es quedarme aquí con ella y no ser deportado a Cuba”, suplicó Alemán, visiblemente afectado.
Su hija Keira nació en Estados Unidos y desde los primeros meses enfrentó graves complicaciones cardíacas. La pequeña ha tenido que pasar por varias operaciones y, según los médicos, necesitará nuevas intervenciones. “Lo que más me preocupa es que llegue otra cirugía y yo esté en Cuba mientras mi esposa se queda sola con la niña”, explicó el padre.
La madre, Yisel Miguel, ciudadana estadounidense, aseguró que la situación es insostenible. “Si mi esposo se va y nosotros nos quedamos acá, yo no tengo forma de pagar renta. Por la condición de mi hija llevo dos años sin poder trabajar”, confesó.
Alemán llegó al país cruzando la frontera de forma irregular. Desde entonces vive bajo una orden de deportación, pero se ha mantenido sin antecedentes penales. “Ni siquiera he tenido un ticket de tráfico”, afirma. Actualmente trabaja como conductor de Uber con calificación de cinco estrellas, lo que le permite mantener horarios flexibles y estar disponible para atender a su hija.
En su última cita con ICE le colocaron un grillete electrónico y le ordenaron regresar con un boleto de avión para salir de Estados Unidos.
Según el abogado de inmigración Ángel Leal, el cubano ya no califica para un parole humanitario debido a que pesa sobre él una orden final de deportación. Sin embargo, existe la posibilidad de solicitar un paro administrativo mediante el formulario I-246, que pide diferir la ejecución de la deportación por motivos humanitarios.
“Es muy difícil que aprueben un caso así en la actualidad, aunque la menor sea ciudadana estadounidense. Esa opción prácticamente ya no existe”, explicó el letrado.
Alemán, de 40 años, insiste en que su única motivación es acompañar a su hija en el proceso médico. “Lo único que pido es poder quedarme en este gran país”, reiteró. Entre la incertidumbre y la fe, espera que los oficiales de ICE reconsideren su caso y le permitan estar presente cuando Keira enfrente su próxima operación.
(Con información del periodista Javier Díaz - Univisión Miami)
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