Un trágico accidente de tránsito ocurrido en la localidad de Las Mangas, a solo siete kilómetros del municipio Artemisa, terminó con la vida de un adolescente de 16 años identificado como Darían, residente en el secadero de arroz.
El joven viajaba en una motocicleta cuando, alrededor de las cinco de la mañana, fue impactado violentamente por un automóvil que circulaba a gran velocidad.
Tras el choque, el vehículo perdió el control y se incrustó contra una vivienda habitada, derribando por completo una de sus paredes y causando gran alarma entre los moradores.
La noticia fue confirmada en redes sociales por Alexander Ríos Cruz, quien informó sobre el fallecimiento del menor.
Desde entonces, vecinos y testigos del siniestro han ofrecido testimonios que apuntan a la conducción irresponsable como la causa principal de la tragedia.
Varios residentes de la zona coincidieron en señalar que el auto implicado solía transitar por esa vía a exceso de velocidad, a pesar de que se trata de un tramo de la Carretera Central donde se encuentra, además, una escuela primaria.
“Mira si es tanta la velocidad a la que venía el carro, que tumbó pared y ventana, y de milagro no les pasó nada a los muchachos que dormían en ese cuarto”, relató una vecina estremecida, destacando que los escombros cayeron sobre los niños de la familia, quienes resultaron ilesos de manera milagrosa.
Otro testigo aseguró que desde el punto del impacto hasta el lugar donde terminó el vehículo incrustado en la casa, hay más de 70 metros de distancia, lo cual demuestra la fuerza y el descontrol con que era conducido.
La indignación de la comunidad aumentó al conocerse que los ocupantes del automóvil abandonaron la escena del accidente sin prestar ayuda a la víctima ni a los afectados en la vivienda.
Según relató Anderson Fernández, familiar de los dueños de la casa dañada, “se bajaron cuatro mujeres más y todos huyeron como ratas”.
El hecho también generó un debate sobre la práctica extendida en Cuba de permitir que menores de edad conduzcan motocicletas.
Un taxista de la zona advirtió: “Padres y madres, a los niños menores de edad no se les deja conducir motos.
Hasta después de los 18 años uno no tiene licencia, ni madurez ni noción del peligro”.
Sin embargo, muchos coincidieron en que, más allá de esa realidad, la responsabilidad recae en quien conducía el auto a exceso de velocidad. “Al final fue el pobre muchacho, haya venido a la velocidad que fuera, el que perdió la vida”, lamentó un vecino.