El canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, vocero del régimen castrista, ha arremetido en redes sociales contra Estados Unidos, acusando a la administración Trump y al senador Marco Rubio de intentar repetir con Venezuela lo que, según él, ocurrió con Cuba en 1898.
Sus declaraciones, cargadas de referencias históricas y retórica antiestadounidense, pretenden vincular la actual situación venezolana con la intervención estadounidense durante la Guerra Hispano-Cubana, específicamente el incidente del USS Maine en la Bahía de La Habana.
Rodríguez Parrilla señaló que Washington estaría utilizando nuevamente una "vieja excusa", esta vez el combate contra los carteles del narcotráfico, para justificar una eventual intervención militar en Venezuela.
Según el funcionario cubano, al igual que ocurrió en 1898 con la voladura del acorazado Maine, Estados Unidos buscaría manipular los hechos para imponer una agenda imperialista, impidiendo así, según él, la soberanía plena de los países latinoamericanos.
El canciller también calificó a la República de Cuba posterior a 1898 como una “república subordinada”, criticando el control estadounidense sobre la Isla tras la retirada española. Sin embargo, estas afirmaciones han sido ampliamente rechazadas por la comunidad internacional y por usuarios en redes sociales, quienes consideran que el régimen cubano intenta reescribir la historia para defender a su principal aliado en la región: el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Las declaraciones del canciller han generado una ola de reacciones entre opositores y analistas, quienes señalan que el castrismo continúa utilizando el pasado para evadir responsabilidades actuales. En lugar de abordar los problemas económicos, la represión interna y la falta de libertades en Cuba, el régimen prefiere apuntar al enemigo externo y justificar sus fracasos mediante discursos ideológicos desfasados.
Además, muchos usuarios han criticado la hipocresía del régimen cubano al defender a Maduro, a quien acusan de haber manipulado elecciones, perseguido opositores y liderado un gobierno señalado por violaciones de derechos humanos. Para ellos, la defensa de la “narcodictadura chavista” solo evidencia la desesperación del castrismo por mantenerse a flote política e ideológicamente.
Mientras tanto, la realidad tanto en Cuba como en Venezuela sigue siendo crítica. Los ciudadanos enfrentan escasez, inflación y represión, mientras sus gobernantes continúan aferrados al poder, justificando sus acciones con un discurso revolucionario que cada vez convence a menos personas.
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