Santiago de Cuba enfrenta una emergencia humanitaria que exige la acción inmediata de la comunidad y la solidaridad de todos. Tras las intensas lluvias que azotaron la provincia oriental, varias familias vulnerables viven momentos críticos, especialmente tres niños con parálisis cerebral infantil y siete ancianos postrados que dependen totalmente de otros para sobrevivir.
El activista Ander Wanton Roca hizo un llamado urgente a través de su cuenta de Facebook, destacando la gravedad de la situación: “Tenemos tres niños con PCI y siete ancianos postrados que necesitan todo nuestro apoyo. Si tienes alguna forma posible de ayudar, por favor contáctanos al privado. El amor se demuestra accionando”, escribió.
La alerta no es solo sobre daños materiales: las precipitaciones han dejado calles anegadas, cortes eléctricos y comunidades aisladas, aumentando los riesgos para quienes no pueden valerse por sí mismos. Las condiciones de vida ya difíciles de estas personas se han vuelto aún más precarias y la falta de atención inmediata podría tener consecuencias graves.
Wanton Roca, conocido por su labor comunitaria, ha liderado varias campañas solidarias en Santiago de Cuba, ayudando a familias afectadas por la pobreza, enfermedades o fenómenos naturales.
En esta ocasión, solicita apoyo en forma de alimentos, medicamentos y artículos de higiene, esenciales para garantizar la supervivencia y bienestar de quienes no tienen recursos ni asistencia.
Los ciudadanos y activistas locales insisten en que la situación requiere coordinación y respuestas rápidas. Mientras las autoridades no han emitido información oficial ni implementado un plan de acción concreto, los vecinos y voluntarios han tomado la iniciativa para mitigar los efectos de la crisis. Cada contribución, por pequeña que parezca, puede marcar la diferencia para los más vulnerables.
Las lluvias recientes han dejado en evidencia la fragilidad de la infraestructura de la ciudad, viviendas dañadas, calles inundadas y comunidades incomunicadas muestran que la vulnerabilidad no solo es social, sino también estructural.
Por ello, los activistas destacan la necesidad de un esfuerzo conjunto que combine recursos materiales, voluntariado y visibilidad para que los niños y ancianos no paguen el precio de la desatención.
En medio de la adversidad, la solidaridad emerge como un salvavidas. Desde Santiago de Cuba, el llamado es claro: ayudar a quienes más lo necesitan, proteger a los niños con parálisis cerebral y a los ancianos postrados, y mostrar que incluso en tiempos de desastre, la humanidad puede brillar a través de la acción y el compromiso de todos.
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