Un nuevo contingente de migrantes, mayoritariamente cubanos, partió desde Tapachula, en el estado de Chiapas, con destino a Ciudad de México. La caravana, conformada por aproximadamente 1,200 personas, tiene como principal objetivo presionar a las autoridades para que agilicen trámites de asilo, refugio o cualquier mecanismo que les permita legalizar su estatus migratorio en el país.
El grupo salió antes del amanecer desde el Parque Bicentenario de Tapachula, donde madres, padres y niños se reunieron para emprender la larga ruta hacia el centro del país. Muchos de los participantes llevan meses —incluso más de un año— estancados en Tapachula debido a la lentitud burocrática, la falta de respuestas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y las condiciones de precariedad que sufren en esa zona fronteriza.
Una de las peculiaridades de esta movilización es que, a diferencia de otras caravanas migrantes previas, el destino principal no es Estados Unidos, sino asentarse en México, sobre todo en ciudades como la Ciudad de México, donde esperan mejores oportunidades laborales y un estatus legal que les permita avanzar.
“Queremos trabajar y aportar a México pagando impuestos, pero sin papeles ni empleo es imposible”, declaró uno de los participantes entrevistado por medios locales.
Durante su trayecto inicial, la caravana fue acompañada por agentes de la Guardia Nacional y de la Guardia Estatal Preventiva para resguardar su desplazamiento por la carretera federal. Se espera que el grupo llegue primero a Huehuetán, donde planean detenerse para descansar.
Las denuncias que motivan esta marcha son múltiples: corrupción en los procesos migratorios, cobros indebidos por gestores o abogados que prometen avances a cambio de dinero, discriminación, falta de empleo formal para quienes no tienen documentos y una vida de incertidumbre en Tapachula, donde los costos de renta y alimentos han resultado prohibitivos para muchos.
Un ejemplo es el relato de la cubana Anery Sosa, quien perdió sus documentos y tiene una hija con ciudadanía mexicana, pero hasta ahora no ha logrado regularizar su situación.
El gobierno federal mexicano ha anunciado que seguirá un enfoque humanitario para atender la caravana, con facilidades para la regularización en México o el retorno voluntario a Cuba, según declaró la presidenta Claudia Sheinbaum.
Esta nueva caravana de cubanos representa no solo un desplazamiento físico de miles de kilómetros, sino una demanda colectiva de dignidad, visibilidad y acceso a derechos que consideran fundamentales para reconstruir sus vidas en un país que ahora llaman tránsito, pero que muchos aspiran a convertir en destino permanente.
Del perfilde Saúl Manuel
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