Lo que debía ser el día más feliz para una familia cubana terminó convertido en pesadilla. El 28 de septiembre, una joven dio a luz en el Hospital "Hijas de Galicia" en el municipio 10 de Octubre, La Habana.
Su hija nació a la 1:43 p.m., pero la alegría duró apenas tres días. Según relata la abuela, Beba Cabrera, al momento del parto no había cama disponible para la madre, porque el hospital cobraba 5.000 pesos por una cama.
“Tuve que acudir a la dirección para reclamar nuestro derecho, solo así logramos una cama”, explica. La situación se agravó cuando la jefa de enfermeras la atendió de manera hostil, diciéndole que debía esperar porque “primero van las paridas del sábado”, aunque su hija era la única ingresada desde entonces. La abuela permaneció horas en la escalera, reclamando atención para su nieta.
Poco después, la tragedia comenzó a gestarse. La recién nacida presentó sangrado por el recto, y fue trasladada a terapia intensiva. El diagnóstico fue claro: déficit de vitamina K, una sustancia esencial para la coagulación de la sangre. Debido a la escasez de este medicamento en Cuba, la bebé no pudo recibir la prevención habitual y su vida se apagó en tan solo tres días, pese a transfusiones y respirador mecánico.
La abuela Cabrera expresó su dolor: “Los niños cuando nacen tienen déficit de vitamina K, y en la vacuna se la ponen, pero como no hay vitamina K, no les ponen nada. Estamos con el corazón destrozado. No hay consuelo para este dolor”.
Este caso no es aislado: refleja la crisis humanitaria y sanitaria que azota a Cuba, donde incluso una vida recién llegada puede perderse por la falta de medicinas básicas y negligencia institucional.
La indignación se suma al dolor. En hospitales donde se cobra por camas que deberían ser un derecho, muchas familias no tienen cómo exigir atención. La escasez de medicamentos esenciales, la mala gestión y la indiferencia de las autoridades sanitarias convierten los nacimientos en riesgos de vida, dejando a padres y abuelos con un vacío imposible de llenar.
La tragedia de esta familia desnuda la dura realidad de la medicina en Cuba: un sistema colapsado que prioriza el control y el lucro sobre la vida de quienes dependen de él, donde la falta de insumos y la negligencia pueden decidir entre la vida y la muerte de los más vulnerables.
Del perfil de José Luis Tan
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