El gobierno de Javier Milei decidió cerrar el museo dedicado al Che Guevara, ubicado en el Parque Nacional Lanín, en la ciudad de San Martín de los Andes, provincia de Neuquén. El lugar, conocido como La Pastera, funcionaba desde 2008 bajo la gestión de la Asociación de Trabajadores del Estado, tras un convenio firmado durante la administración de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La medida fue confirmada por el vocero presidencial Manuel Adorni, quien informó que la Administración de Parques Nacionales revocó el contrato de arrendamiento. Según Adorni, el museo no cumplía con la finalidad establecida originalmente y se había transformado en un espacio de exaltación del Che Guevara, lo que consideró como un uso indebido de recursos públicos.
“El contrato implicaba una ilegalidad y el uso del Estado para glorificar la figura de un terrorista, utilizando material audiovisual financiado por todos los argentinos”, afirmó Adorni en conferencia de prensa.
El presidente de Parques Nacionales Cristian Larsen también se pronunció al respecto mediante un video difundido en redes sociales. “El Che nunca fue un modelo a seguir. Es un símbolo de cómo se pueden cometer atrocidades en nombre de causas supuestamente nobles. Recuperar estas tierras es un acto de soberanía y un rechazo a la manipulación histórica”, expresó.
La Pastera funcionaba en un antiguo galpón donde Ernesto Guevara y su amigo Alberto Granado se alojaron en 1952 durante su emblemático viaje por América Latina, que inspiró el libro y la película Diarios de motocicleta.
El museo exhibía objetos personales, documentos, fotografías y videos relacionados con la vida y pensamiento del revolucionario argentino-cubano.
Esta decisión del gobierno argentino se enmarca en una postura crítica hacia figuras asociadas con movimientos de izquierda, en consonancia con la línea ideológica de Milei, quien ha sido abiertamente opositor al legado del Che Guevara.
En un contexto más amplio, la figura del Che también ha sido cuestionada internacionalmente. En febrero de este año, se generó controversia en Italia por la instalación de una estatua en su honor en el municipio de Carrara.
La obra, de 2,15 metros de altura, fue realizada con mármol blanco y hierro, y promovida por organizaciones como la Asociación Nacional de Partisanos de Italia (ANPI) y la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba (Anaic). La inauguración fue rechazada por grupos de exiliados cubanos que recordaron las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la Revolución Cubana.