Una niña venezolana de apenas dos años regresó este miércoles a su país tras haber sido separada de sus padres por autoridades migratorias estadounidenses, lo que generó semanas de tensión diplomática y acusaciones por parte del régimen de Nicolás Maduro.
Maikelys Antonella Espinoza Bernal llegó al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar en un vuelo de repatriación, tras permanecer bajo custodia del gobierno de Estados Unidos desde la deportación de sus padres. La menor fue entregada a las autoridades venezolanas, y posteriormente presentada en el palacio presidencial de Miraflores, donde se reencontró con su madre y abuela en medio de escenas de llanto y emoción.
La separación ocurrió en marzo, cuando el padre de la niña, Maiker Espinoza Escalona, fue deportado a El Salvador, y poco después la madre, Yorelys Bernal, fue enviada de vuelta a Venezuela sin su hija. La menor quedó al cuidado de una familia temporal en EE.UU., generando la protesta inmediata del régimen venezolano, que calificó el hecho como un “secuestro”.
El ministro del Interior, Diosdado Cabello, denunció públicamente la situación y exigió que la menor fuera devuelta. Mientras tanto, el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. negó las acusaciones de secuestro y alegó que la separación se debió a presuntas preocupaciones por la seguridad de la menor, argumentando vínculos no probados de los padres con el grupo criminal Tren de Aragua. La madre rechazó firmemente dichas acusaciones.
El gobierno venezolano aseguró haber coordinado con abogados y organizaciones de derechos humanos en Estados Unidos para lograr el regreso de Maikelys. En un acto en el palacio presidencial, el presidente Nicolás Maduro agradeció al embajador Richard Grenell, enviado especial del expresidente Donald Trump, por mediar en el proceso.
“Quiero dar las gracias al embajador Grenell y al presidente Trump por facilitar este acto de justicia profundamente humano”, expresó Maduro, en un tono inusualmente conciliador. “Con la bendición de Dios, es posible avanzar incluso con quienes hemos tenido diferencias.”
La primera dama, Cilia Flores, fue quien cargó en brazos a la menor durante su llegada, en una escena ampliamente difundida por la prensa estatal venezolana. El gobierno aprovechó el acto para destacar lo que llamó una “victoria diplomática” frente a Washington.
El caso ha despertado preocupación entre defensores de derechos humanos, quienes señalan que la separación de familias migrantes sigue siendo una práctica polémica en la política migratoria de Estados Unidos, especialmente en contextos donde no hay evidencia concreta contra los padres.
Fuente: AP
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