Carlos Otero (La Habana, 1958) piensa llegar a los 80 años usando camisa, unos jeans y unas zapatillas sin medias, envuelto en una especie de chaleco antibalas, como mismo se pasea hoy por Miami a lo largo y ancho de sus bien vividos 65 abriles.
Armado siempre con una sonrisa, el popular presentador y humorista cubano, que ayudó a inmortalizar tres programas “irrepetibles” dentro de la televisión nacional: ‘Para bailar’, ‘Joven, joven’, y ‘Sabadazo’, afirma que tiene puesto “un piloto automático que nada más te hace estar enfocado en tu familia, en tu trabajo y en tu bienestar”.
Para el conductor que dejó los estudios de América TeVé por decisión de los ejecutivos del canal hace exactamente un año, todo, excepto la pérdida de un ser querido, se resuelve con una sonrisa. Está seguro de que “no existe nada más dañino para alguien que te desee el mal, que sonreírle en la cara”.
Lo otro que le funciona a Otero, que salió de Cuba en 2007, es ignorar. “Si te siguen tirando porque tú no respondes, y les da un ataque de histeria, tampoco contestas”, explica antes de subrayar que, “al final, dicen: ‘Estoy perdiendo el tiempo con este tipo’”.
“Por desgracia para algunos”, dice a CubitaNOW, todavía le queda rato. El anfitrión del show ‘La hora de Carlos Live’, que ha animado las pequeñas pantallas de al menos cuatro generaciones de cubanos, defiende que “no existe la felicidad todo el tiempo, pero hay que aprovechar los momentos felices. La vida es demasiado complicada como para estar amargando todo el tiempo”.
-¿Qué te hizo convertirte en una de las mejores, sino la mejor, palas que ha tenido la televisión cubana?
-Yo empecé hacer pala en 'Para bailar', con Salvador (Bueno) y Albertico Pujols. Después con 'Joven, Joven', las muchachas eran los que me hacían la pala mí. Fue en 'Sabadazo' donde yo descubro que me gustaba eso de darle el pie, hincar, al humorista para que se explayara. A mí ser pala me encanta, me gusta, incluso más que ser figura. El trabajo de una buena pala es hacer que la figura brille, y así la pala brilla tanto como la figura. Entonces, ese comediante, ese actor, esa figura, se siente complacida, segura. Cuando un actor, por ejemplo, me pide hacer un sketch y yo le digo que sí, ahí ganó el 90%. Porque yo tengo una característica: aprendo mi guión y el del comediante. Así, si a él se le olvida algo yo tengo que buscar la forma de darle el encajillo.
“Hace muchos años que no trabajo con guion. Yo creo que desde ‘Joven, Joven’, que fue donde aprendí por primera vez lo que era una escaleta, que es donde se ponen los puntos más esenciales que hay que tocar, yo digo el guion con mis propias palabras. Me gusta improvisar. Incluso cuando hago pala, que el actor piensa que yo le voy a decir algo, pero lo está esperando, yo me voy por otro lado. Porque uno tiene que saber hasta dónde llega al clímax del momento. Ya esto fue hilarante, tengo que bajarle un poquito, no forzarlo. Aunque el actor quiera ir para arriba, yo lo freno, voy para abajo y luego vuelvo a subir y vuelvo otra vez a la carga. Fue algo que me gustó mucho, tanto que lo estudié. No me preguntes en qué universidad lo estudié porque una universidad para estudiar pala, no existe, en ninguna parte del mundo”.
-Tuviste muy buenos maestros también…
-Enrique Arredondo, Carlos Moctezuma, Germán Pinelli, que me dio unos consejos tremendos, Consuelito Vidal. Yo me nutrí de la verdadera escuela de la televisión cubana.
-Has dicho que te acuestas a las 5 de la mañana revisando las redes. ¿Te mantuviste viendo televisión cubana después de salir de Cuba?
-Veo de la televisión cubana los fragmentos que ponen en redes sociales algunos influencers, pero seguirla, como hacen otros, que tienen una antena que la ponen directa para Cuba para estar informados, eso nunca. Sí me gustaba ‘Vivir del cuento’, aunque la gente se acostumbró a verlo a una hora y empezaron a cambiarlo. Esas irregularidades en horarios y en días le provoca como un rechazo al televidente al televidente le gusta la sistematicidad. Cambia un noticiero de las 11 para las 11:30 para que tú veas: se perdió todo el mundo y se perdió noticiero.
“Al mismo tiempo, yo me sorprendo cuando dicen fulanito de tal, el más visto en las telenovelas, y son personas que yo nunca vi en mi vida o que durante muchos años ocuparon una segunda o una tercera posición. Ahora, como no queda nadie, esos muchachos se han convertido en figuras, que también es válido. Pero yo me enorgullezco de haber trabajado con los grandes: Edwin Fernández, Baldomero Peláez, Alfredo Perojo, Enrique Santiesteban, María de los Ángeles Santana, Eloísa Álvarez Guedes. Aprendí mucho porque en esta profesión tú tienes que hacer como una esponja: tomar de todos los lugares e imitar a los buenos, hasta que encuentres tu propio camino.
-¿Tú crees que hay forma de que la televisión cubana vuelva a ser el referente que fue en un momento para América Latina?
-Que la dictadura se vaya para el carajo. Que la televisión pase al sector privado obligatoriamente (que hay mucha gente que conozco que tienen el ojo echado para el día que eso pase). El día que eso suceda será una televisión más abierta, democrática, con libertad expresión, donde nadie te va a estar vigilando lo que vas a decir o diciéndote que esto no se puede decir para no molestar a tal organismo.
-Para ti, que te han tildado lo mismo de “chivatón” que de “gusano”, ¿cuál fue el mejor método para mantenerte a flote en Cuba?
-Yo pienso que a mí nunca me tuvieron en cuenta para las cosas serias. Por ejemplo, hubo una oportunidad en que me llamaron para hacer una tribuna antiimperialista cuándo el lío de Elián (González) y yo dije que no, que eso era un problema familiar, algo que no me atañía a mí. Creo que a mí me veían como el tipo que es popular (aunque tú sabes que en Cuba eres popular hasta un techo porque de ahí para allá no te puedes pasar), pero no me tuvieron en cuenta para los grandes eventos, los actos masivos. Seguramente dirían “éste es un jodedor, es insignificante, no nos trae problemas”.
“Asedio nunca sentí, pero sí otras personas a las que conocí. Y no es que yo haya tenido una doble moral. La primera vez que yo intenté salir de Cuba fue en el año 94, en pleno ‘Sabadazo’, que era lo más visto, lo único que la gente veía en la televisión cubana, y nadie lo sabía. Precisamente me fui para México porque no quería vivir en Cuba, pero no me quedé radicando en la capital mexicana porque mi hijo mayor fue operado del corazón cuando pequeñito y la altura de Ciudad de México no le convenía. No se me dio, aunque estuve en Televisa con César Évora y conocí a todo el mundo allí. Y yo recuerdo que yo decía si aquello se me daba lo que se iba ‘a arma’ iba ‘a ser’…
“Lo que sabía era que los asesores le decían al director, no invites a fulano o no traigas a mengano. Pero no me lo decían a mí. Yo en Cuba no tenía potestad ninguna sobre ningún programa de televisión. Yo hacía lo que me mandaban a hacer y lo que me gustaba hacer. Cuando me sentía insatisfecho, me quejaba, no me hacían caso y me iba. Por eso tengo fama de haber dejado los programas embarcados. Me fui de ‘Sabadazo’ en el año 95 porque pensaba que ya debía haber un cambio, reestructurar un poco el show porque ya era muy predecible. No me hicieron caso y me fui, y el programa sólo duró cuatro o cinco meses más al aire.
-¿De cuántas maneras tuviste que ser “jinetero” en Cuba?
-Yo siempre he dicho que fui jinetero, pero no a cambio de sexo. Lo que ocurre es que como yo era una figura tan conocida empecé a coincidir con extranjeros en muchos lugares e hice muy buenas amistades, las cuales conservo hasta la actualidad. Los dueños de la discoteca de Hotel Comodoro, que eran dos españoles amigos míos, por ejemplo, me invitaban allí todos los días y yo estaba acabado de divorciar, no tenía dónde vivir. Yo viví en una terraza en casa de mi abuela: llegaba a las cinco de la mañana, me acostaba y cuando el sol entraba directamente, mi abuela se despertaba y yo me iba para su cuarto. Aquel apartamento era un semáforo ya que estaban mi madrastra, mi abuela.
“Así llegué a conocer a un mexicano que se enteró de que yo no tenía dónde vivir y me llevó para la Villa Panamericana, donde tenía un apartamento y me dijo que me quedara allí el tiempo que él no estuviera. Cuando aquello el dólar estaba prohibido y yo tenía que disfrazarme para poder entrar en la cafetería de 70 a comerme un sándwich con mis amigos extranjeros. Además, me iba para el garaje del puente de hierro con un galón y a los chóferes de la embajada americana le pedía que me echaran uno o dos litros de combustible. Algunos amigos se pusieron mal cuando me fui porque no les dije nada. Pero es algo que no se le podía decir a nadie e incluso no les convenía saberlo porque eran extranjeros que tenían negocios en Cuba y los iban a llamar cuando yo me fuera. De hecho, los llamaron. Sí, yo jineteé y no me arrepiento.
-Pero tiene que ver también con caer bien…
-Hay quienes quizás puedan tener una imagen errónea de mí, pero cuando comparten conmigo por primera vez, que saben cómo soy, mi forma de pensar, se relajan un poquito.
-De muchas formas te enteraste que se sabía, o cuando menos sospechaba, que tú ibas a irte de Cuba con tu familia. ¿Sientes que te dejaron ir? ¿Que te dijeron avanza y no te detengas, como quien se quita una piedra del zapato?
- Por las mismas reacciones de las personas en Cuba, pienso que no se lo olían. Es más, te voy a decir algo que nunca he dicho en ningún lugar: cuando le dan la noticia Fidel Castro de que yo había ‘desertado’, que es la palabrita que usaban, él me dio un piñazo encima del burí y dijo que yo era tremendo mariconzón. Y es algo que sé de muy buena tinta. Por eso creo que no se lo esperaban. Yo había viajado a muchas partes del mundo y tenían la confianza en que yo siempre regresaba. Incluso había ido con la madre de los niños tres veces a Canadá en un año, preparando un poco el terreno.
“Creo que quien sí se dio cuenta fue el cónsul de Canadá porque nosotros teníamos los pasaportes con visados de entradas múltiples a Canadá por cinco años, pero cuando presentamos los pasaportes de los niños para que fueran por primera vez con nosotros, me devolvieron todos los pasaportes e incluso el dinero del visado de los niños (me dijeron que eso iba por la embajada), y me habían quitado el visado múltiple: me dieron una entrada y una salida, y supe que me estaban diciendo ‘aprovecha’”.
-Has dicho que tu chip cambió rotundamente en Cuba después de comprarte una antena parabólica. ¿Qué es lo peor que tú crees que puede pasar en Cuba después que se han liberado las redes sociales?
-Yo pienso que en Cuba hizo mucho daño Internet. Hace muchos años que estaba en una actividad y un personaje del gobierno me dijo que venía una cosa que se llamaba Internet, una cosa global, una especie de periódico mundial abierto, donde se iba a saber todo, y que en Cuba no estábamos preparados para eso. Nosotros vivíamos de la desinformación. Entonces, cuando me compré el entrena parabólica empecé a ver todo desde otro ángulo. Veía los programas del canal 41, de Oscar Haza, donde guardaespaldas, asesores del Minint (Ministerio del Interior), coroneles, capitanes, generales, hablaban de un submundo que yo no conocía. Ya desde el 94 políticamente veía cosas que no eran correctas, pero tenía sobre todo esa necesidad de darme a conocer profesionalmente. Pero fue más adelante que entendí que aquello no era lo que quería para el futuro de mis hijos. Incluso muchos pensaron que yo estaba por irme después de grabar una entrevista que Don Francisco me había pedido para ‘Sábado Gigante’.
“A mí Internet me abrió los ojos, como se los está abriendo ahora a mucha gente y es algo que va en contra de la dictadura. El cubano sabe ahora la realidad que está viviendo y la realidad que pudiera vivir si fuera libre. Internet es el talón de Aquiles de la dictadura, es el mandarriazo que llevaba la dictadura. Es que además son brutos e incapaces de hacer algo bien. Las canciones, por ejemplo, que tiraron cuando salió ‘Patria y Vida’, daban lástima; o el sin casa guataqueando con un pullover Nike y un Rólex. Lo están haciendo mal. Tanto han abierto los ojos los cubanos que la mayoría de la juventud se está yendo de Cuba. Cuba es un país viejo políticamente, socialmente, culturalmente, deportivamente. Hace poco incluso vi que estaba entre los países más pobres de América latina y eso nunca fue así.
“Yo pienso que a la gente en Cuba le es mucho más fácil venderlo todo, coger una mochila, lanzarse y cruzar frontera, antes de pasar años de cárcel, atropellos, golpes, arrestos. La Internet yo la estoy estudiando todavía, ya que llevo un año en el show y siempre he sido un tipo de televisión. Así he descubierto que el valor de Internet es indiscutible, pero sirve para bien y para mal. De hecho, yo admito la libre expresión que genera, pero lo que no admito es la falta de respeto. Tú me quieres decir que yo soy malo como artista, bueno, cambia el canal, pero no me cuestiones si yo viví muy bien en Cuba porque, si yo vivía bien y me fui, ¿qué queda para el que está viviendo mal? Hay quienes dicen que qué bien viven los artistas, pero los artistas padecemos de muchísimas cosas que mucha gente no sabe porque también somos seres humanos. En resumen, creo que en Cuba no están preparados para enfrentar el golpetazo de Internet”.
-Hace más o menos un año fue noticia tu salida de América TeVé, algo que conmocionó en ese momento a Miami porque tal vez muy pocas personas se lo esperaban, menos de la manera en que fue.
-Ni yo lo esperaba (ríe)...
-A ti mismo te sorprendió Pues de tantos años, de tantos años además en una buenísima posición
-15 años...
-Y además como figura, saliendo en la televisión, que es tu medio, donde te has podido lucir en Cuba y aquí, donde ahora estás explotando las redes. ¿Por qué crees que el haber salido de América TeVé terminó siendo un favor que te hicieron?
-Ese fue el objetivo: tratar de enterrarme. Yo soy un tipo de televisión, pero a mí las redes desde hacía rato me estaban dando vueltas en la cabeza y ya tenía un equipo armado para eso. No existe nada más malo que estar en una zona de confort porque, cuando estás en una zona de confort durante mucho tiempo, te crees intocable, que no te va a pasar nada, que más allá de las puertas de un estudio de televisión no hay nada, pero es un error. Existe mucha más vida fuera de un canal de televisión. Es más, los que están incursionando conmigo en las redes vienen de América TeVé.
“Yo me enteré de mi salida el día 3 de mayo al mediodía, que yo salía al aire y ya tenía el show preparado. Pero nunca usaron la frase ‘estás despedido’. Incluso, como confesé, yo sentí que había pena por parte de los ejecutivos que me estaban dando esa noticia. Nos dimos un abrazo y les dije que no pasaba nada. Recuerdo que uno de ellos me dijo: ‘la vida da muchas vueltas, ¿quién sabe si algún día podemos trabajar juntos?’
“Bueno, ¿tú crees en el karma? Yo sí creo mucho en el karma. Creo en la ley de la atracción y en el universo. A la persona que me expulsó del 41 o hizo lo posible para que me sacaran, lo acaban de sacar del canal. Ésto es una exclusiva que te estoy dando”.
-¡Y qué exclusiva!
-Incluso el show completo de las nueve de la noche se fue del aire. Están poniendo programas ya grabados. A toda esa gente la mandaron para su casa, lo que yo lamento muchísimo porque no me alegro de las desgracias de los demás, pero el karma existe. Por eso la mejor religión del mundo es no hacerle daño a nadie.
-Hace exactamente un año…
-Un año. La decisión de expulsar a esa persona la tomaron el lunes 18, y mi padre el 16 cumplía años de muerto.
-Sí, porque cuando eso pasó él terminó ofendiendo a tu padre…
-Efectivamente. Y yo dije: ‘Coño, qué casualidad’. Son cosas que pasan en la vida. Yo no soy místico ni nada de eso, pero sí creo mucho en las casualidades. Cuando me sacaron yo no me sentí triste, perdí billete, sí, el bolsillo se vio afectado, porque yo tenía un buen salario en el Canal 41 desde que empecé. Incluso con el cambio de administración se respetó mi salario. Pero fue lo único que perdí. Entonces, cuando falta billete, lo único que tienes que hacer es acomodarte y si antes gastaba más aquí, ahora gasto menos. La gente dice que soy un tipo tacaño, pero lo que soy es previsor, ahorrativo, para cuando vengan baches así tener de dónde sacar. Ya se está estabilizando todo, incluso en el aspecto económico. No tanto como yo quisiera, pero se está estabilizando. Por lo menos de hambre mis hijos no se van a morir.
-¿Te has sentido cómodo este año en que has estado haciendo tu show en redes sociales?
-Sí. Lo más complejo ha sido encontrar patrocinadores y lograr suscriptores porque hay mucha gente que no se suscribe porque piensa que tiene que pagar una mensualidad y es totalmente gratis. Además, yo soy honesto. Yo no compro views, ni compro suscriptores; me cuadra que sea orgánico. Porque si lo hago me estoy engañando yo, estoy engañando al público, y estoy engañando al hombre de negocios que quiere invertir en el show.
“Trabajo con otras cuatro personas y nos llevamos de maravilla. A tres de ellos los conozco desde hace 15 años porque todos trabajaban en América TeVé. Con Keelyn (Durán) también me llevo muy bien. Es muy despistada y eso me ayuda a hacer el show. Dos veces a la semana al menos nos tomamos dos o tres botellas de vino durante el programa, comemos pizza, nos llamamos constantemente, si alguno tiene un problema lo cubrimos. Somos cinco socios sin ningún tipo de problema. No hemos discutido en un año. Ahora, cuando hay errores, porque siempre va a haber errores, con el audio, o porque yo dije algo que no debía o porque la luz no me gustó, nos sentamos y analizamos qué fue lo que pasó, pero en una onda muy bonita. Ahí no hay jefe”.
-¿Entonces podemos volver a verte en televisión?
-Yo estoy abierto a todas las posibilidades. Conmigo se habló el año pasado de la posibilidad de hacer algo en MegaTV, pero por cosas del destino no se concretó. Ahora, si me pagan lo que yo creo que valgo, o que vale mi trabajo, porque yo no tengo precio, yo lo haría con muchísimo gusto. Pero no extraño la televisión, porque soy dueño absoluto de mi tiempo, de mi proyecto, de hacer lo que me da la gana, de acostarme y de levantarme a la hora que quiera.
-Además, el trabajo de la televisión es muy esclavo…
-Exacto. Yo siempre he dicho que es una fábrica de hacer morcilla. Yo en Cuba no había trabajado nunca a diario, sino que grababa cuatro veces al mes y el programa salía una vez a la semana. Ya cuando llegué aquí tuve que trabajar diariamente, entrevistar a grandes estrellas e incluso extrañaba no entrar en el estudio los fines de semana. Incluso quiero hacer diariamente mi show en las redes sociales. Por eso te digo que siento añoranza por la televisión, porque le dediqué 44 años, pero extrañarla, porque la necesite para vivir, o sentir tristeza, no. No la extraño desde el momento en que salí de la zona de confort.
-Mucho se ha hablado de tu vida amorosa. ¿Crees que has tenido mala suerte con las mujeres?
-Al contrario de lo que pueda pensar la gente, soy un tipo muy tranquilo. Cuando tengo una relación, soy fiel, te lo puedo garantizar. Ahora, cuando yo estoy solo, si me gusta alguien, voy directo con un cañón portátil. No es que haya tenido mala suerte. Tuve una relación muy bonita con la madre de mis hijos hasta que, como todas las cosas que pasan en una pareja, se acabó el amor También afectó la rutina, que era Cuba y yo estaba todo el tiempo en la calle resolviendo cosas y le daba menos atención a la familia. Cuando vine con la madre de mis hijos estábamos separados, pero hicimos una especie de pacto porque a los niños no los iba a dejar- Aquí hicimos vida marital por un tiempo, hasta que nos dimos cuenta que teníamos intereses diferentes. Y hoy por hoy tenemos una excelente amistad.
“A veces (y eso me pasa desde que soy joven) entro en una etapa en la que no quiero a nadie al lado mío. Es como una especie de sanación espiritual que viene sola, yo no la busco. Por eso he estado un año o dos sin pareja, jodiendo un poquito por allá, un poquito por aquí, pero sin algo estable. Ahora estoy en una etapa así. Estoy abierto al amor: si viene, bienvenido sea, pero tampoco es para sufrir. Llevo dos años soltero, he compartido con algunas amigas, pero no hemos llegado a relaciones así formales porque ni ellas están para eso ni yo tampoco.
“Pero, el día que venga una mujer de la que yo me sienta enamorado y que quiera vivir bajo mi techo, perfecto, si soy joven todavía. Pero tengo que estar enamorado para instalarme con una mujer. No soy de ese tipo de gente que anda por ahí de picaflor. Incluso para tener relaciones sexuales con una mujer me tiene que gustar mucho, aunque después no exista una relación formal. Hay gente que se desnuda muy fácil, pero para mí desnudarse es como desnudar el alma porque estás mostrándole a esa persona, y ella a ti, como vinieron al mundo. Lamentablemente, hoy en día, como el sexo se ha puesto más fácil, el amor se ha puesto más difícil”.
-A ti que crees en muchas cosas, te han tirado a matar muchísimas veces, pero sigues ahí. ¿Con qué crees que tiene que ver eso?
Yo creo en dios creo en ti pero sobre todo en Dios en este país ellos solamente una vez a la iglesia Que me sentí muy abrumada un momento de de mi vida En Cuba cuando yo me sentía así iba para un cementerio Y empezaba a caminar y salía que era otra persona. También tengo algo dentro de mí que me dice cuando las cosas van a pasar Qué va a pasar algo o sea cuando yo quiero hacer algo Yo soy muy impulsivo sabe que lo que se mete entre sé si sea entre ceja y ceja Es por ahí pero a veces digo no nada por ahí Si algo de freno entonces tú no vas para el S.A.T. que si se va No yo nunca nunca jamás me he arrepentido de nada lo que hecho que no sea el elegir ciertas amistades Como no he hecho nadie daño a nadie como no hay sido un HP Como no he sido un chivato como mucha gente Me tilda por ahí que todavía tengo ese cartelito Pero ya me acostumbre no me arrepiento de nada lo ves si si vuelvo a nacer repetiría cada cosa volvería hacer exactamente lo mismo que yo los revisaré ahora ahora va la reviso. Por ese lado decido creo que un poco noble. Yo no salgo a ningún lugar soy una en mi cabaña por eso me gusta tanto mi casa.
-Hace poco fue noticia que algunos artistas dejaron de seguirte por visitar a Alexander Otaola. ¿Cómo uno lidia con tantos conflictos, rencillas, rencores, que hay en el exilio mediados por la política como por la cultura aquí en Miami?
-Hay una pastillita, que se llama TTM, que quiere decir tíralo todo a la mierda, y yo me la tomo todos los días por la mañana. A mí no me afecta en lo más mínimo el criterio que pueda tener otro artista de mí o si me sigue o me deja de seguir en las redes sociales. No me afecta en lo más mínimo. Quizás cuando era más joven, que cogía más lucha con las cosas y era más impulsivo, me hubiera preguntado ¿coño, por qué fulano me hizo ésto? Pero ahora no… Yo lo único que necesito en mi vida es el aire para poder respirar. De hecho, revisé eso después de una anécdota que me hizo Keylin, porque mucha gente la dejó de seguir después de visitar el rancho de Otaola.
“A quienes lo hicieron les deseo todo lo mejor del mundo. Hay que ser tan anormal para caer en eso y yo no tengo tiempo. De hecho, hay mucha gente que yo sigo porque me siento identificado y que nunca me han seguido mí. Ese tipo de gente ojalá siga prosperando, pero en el fondo no son felices. Mientras mis hijos tengan una salud extraordinaria y mi show esté caminando bien, a mí no me preocupa más nada. Yo voy a donde yo quiero ir siempre y cuando sea tratado con el mismo respeto que yo le profeso a la gente que voy a visitar.
“Prefiero ser como soy, aunque hay gente a la que no le gusta mi forma de ser. Voy a cumplir 65 años y mis hijos siempre me preguntan cuándo voy a madurar y yo les digo que nunca, porque si maduro, me pudro. Lo que no puede envejecer nunca es mi espíritu. Yo siempre me estoy riendo, jodiendo, arriba, por eso es que me rodeo de gente joven que me inyecte energía positiva. El día que tú me veas a mí mojando un pan en el café con leche, puedes decir que Otero se metió a viejo”.
-Y has dicho que en un home tampoco te vamos a ver…
-No, no creo, porque tengo unos hijos maravillosos, que yo sé que van a cargar conmigo. Además, no quiero darles ningún tipo de problema en sus vidas. Yo voy a durar 80 años. Entonces voy a estar jodiendo 15 años más. Cuando tengas mi edad (que ojalá que dures muchos años más) vas a entender que a los 50 en la vida hay que poner un cable a tierra, y después de los 60, nada te perturba. Aunque te tiren con cañones, ya tienes una coraza que se llama vida, que se llama trayectoria, que se llama experiencia, que no deja que te entren las balas. Entonces, si no me entran las balas, para qué me voy a preocupar.