El cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez, actual arzobispo de La Habana, participará en el cónclave histórico que elegirá al sucesor del papa Francisco, previsto para comenzar el 7 de mayo en el Vaticano. A sus 76 años, García Rodríguez tiene derecho a voto en el cónclave, ya que está dentro del rango de edad permitido para los cardenales electores (menos de 80 años). Además, es uno de los cardenales elegibles para convertirse en el próximo Papa, aunque este hecho se considera poco probable, como destacó el sacerdote Elixander Torres Pérez en un mensaje compartido en las redes sociales.
Nacido en Camagüey el 11 de julio de 1948, en una familia humilde, el cardenal cubano ha sido descrito como un hombre de principios firmes y costumbres sencillas. Según Vatican News, García Rodríguez ha sido siempre un defensor del diálogo como herramienta para construir puentes de amistad y hermandad, incluso en el complicado contexto cubano. Su camino hacia el liderazgo religioso comenzó en varios seminarios, entre ellos San Basilio Magno en El Cobre, El Buen Pastor en La Habana y San Carlos y San Ambrosio en la capital, siendo ordenado sacerdote en 1972 a los 23 años.
A lo largo de su carrera eclesiástica, García Rodríguez ha escalado posiciones importantes. En 1997, Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Camagüey, y en 2002 fue promovido a arzobispo de esa región. En 2016, el papa Francisco lo designó arzobispo de La Habana y, poco después, lo elevó al cardenalato, lo que marcó un hito en su carrera religiosa.
El cónclave en el que participará García Rodríguez es uno de los rituales más antiguos y secretos dentro de la Iglesia católica. Según la BBC, la palabra "cónclave" proviene del latín "cum clave", que significa "con llave", haciendo referencia al hecho de que los cardenales permanecen aislados del mundo exterior hasta que se elige al nuevo Papa. Este proceso se lleva a cabo en la Capilla Sixtina, famosa por sus frescos renacentistas, y durante su desarrollo los cardenales votan hasta cuatro veces al día hasta lograr una mayoría de dos tercios.
En este proceso, cada cardenal emite su voto en una papeleta escrita en latín, que dice "Elijo como Sumo Pontífice a", seguida del nombre del candidato. Las papeletas son depositadas en una urna y contadas por tres escrutadores, cuyo resultado se anuncia al mundo mediante el tradicional humo que sale de la chimenea del Vaticano. Si el humo es blanco, se ha elegido un nuevo Papa, mientras que, si es negro, significa que no ha habido una elección.
Con una trayectoria pastoral de gran profundidad, García Rodríguez llega al cónclave con una visión clara sobre el papel de la Iglesia en la sociedad actual. A lo largo de su ministerio, ha impulsado programas innovadores, como la inclusión de los abuelos en la formación religiosa de los jóvenes y una pastoral especial para los reclusos. Estos enfoques reflejan su compromiso con una Iglesia más inclusiva y en diálogo con los desafíos contemporáneos.
La presencia de García Rodríguez en el cónclave no solo representa a la Iglesia cubana, sino también una visión pastoral orientada al diálogo y la misión evangelizadora. Esta perspectiva es compatible con la del papa Francisco, quien, al haber nombrado a 108 de los 135 cardenales electores, ha dejado una huella importante en la configuración del futuro de la Iglesia, aumentando las posibilidades de que su sucesor comparta una visión progresista y abierta.
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